En el taller de Palma-Palmilla (Málaga) las aplicaciones prácticas no han tardado en aparecer…Jose María Romero, profesor colaborardor de la ETS Arquitectura de Granaday director del taller, relata uno de los ejemplos más significativos de cómo 4 días intensos de trabajo y discusión pueden llegar a producir un cambio de perspectiva, una nueva manera de hacer las cosas…
Un ejemplo de lo sucedido en el taller. La arquitecta responsable del proyecto de rehabilitación para el Centro Alalá de la barriada explicó en el taller cómo tuvo que redactarlo en quince días sin hablar con ninguno de los futuros habitantes del edificio, ni siquiera con sus administradores. La inversión pública era de 400.000 euros. Pero, ¿cuántos van a ir a parar a Palma-Palmilla? Si se deduce aproximadamente el 20% de beneficio industrial y gastos generales, más el 10% de los distintos honorarios profesionales, la ejecución material en la obra se queda en menos de 270.000 euros. Si a eso se añade que la obra se debe hacer rápido y corriendo en tres meses y medio, y por un constructor de fuera de la comunidad andaluza, la inversión en la barriada es posible que no sólo tenga un saldo positivo, sino que sea negativo: es decir, más molestias e incomodidades que beneficios, aunque al final quede un edificio “arreglado” por 270.000 euros. Pero arreglado, ¿para quién, si nadie del barrio ha decidido sobre el proyecto, ni siquiera los profesionales de servicios sociales que trabajan en la barriada? En el mismo salón de actos del centro, y después de hablar de esto, se comentó la posibilidad de retrasar la ejecución de la obra y rehacer el proyecto para que una parte de la inversión realmente se quedara en el barrio. De hecho, podría ser un primer ejemplo de cómo hacer las cosas: los vecinos deciden sobre sus edificios, y además, cada obra es una posibilidad para desarrollar cooperativas que formen mano de obra, oficios y especialistas para trabajar dentro y fuera de la barriada. Sabemos que es un tema a cuestionar. Eso es lo que queremos: cuestionarnos lo que nunca se cuestiona: ¿tiene sentido la forma en que se hacen las cosas? No. ¿Realmente no se puede mejorar? Claro que sí. Lo ejemplar de este ejemplo fue que aunque una de las supuestamente beneficiadas por la obra fuese la radio comunitaria Onda Color -aún siendo perjudicada por su paralización-, una escasa hora después de haberlo planteado en el taller, el problema se comentaba a través de las ondas en la misma emisora. Los que estábamos en el salón de actos pensamos –asombrados y emocionados-, que a lo mejor las cosas todavía tienen solución. Pero qué ironía y desilusión. La obra por fin se va a hacer a toda velocidad. Como estaba prevista. Nada de problemas: imposible las paralizaciones. Forma parte de los 8.000 millones de euros del Plan E del Gobierno para maquillar el desempleo. Y Onda Color debe desalojar el edificio y surgen serias dificultades para emitir en directo (y junto a esto, la desubicación de las personas que desarrollan la treintena de programas que conforman su parrilla) porque durante el desarrollo veloz del proyecto no se previó que esta radio debería seguir emitiendo. Otra oportunidad perdida. Si el taller hubiera durado tres o cuatro días más, el proyecto se habría reconducido, seguro.