Fluxus es un grupo inestable e internacional de artistas surgido en torno a 1962 simultáneamente en diferentes lugares como Japón, Estados Unidos, Europa Occidental y Oriental. Esta coincidencia de lo que se puede denominar estilo o intenciones estéticas a nivel internacional es peculiar y aún no existe un análisis histórico que haya dado con la respuesta correcta. En cualquier caso, fue George Maciunas, lituano de origen y norteamericano de adopción, quien primero contempló que las mismas tendencias artísticas se replicaban con pocas variaciones en lugares muy dispares de la geografía internacional, por lo que intentó desarrollar un colectivo que englobara a todos estos artistas.
Este grupo fue nombrado por él con el nombre de Fluxus y una de las primeras ocasiones en las que se escenificó el modo en el que se concibiera dicha unión fue en 1963, en el Festival de Novísima Música de Düsseldorf, auspiciado por el artista Joseph Beuys. En aquella ocasión, aprovechando una obra de Benjamin Patterson, consistente en hacer una serie de acciones con papeles, Maciunas lanzó un manifiesto denominado Purge Manifesto que consistía en la definición del diccionario de la palabra Fluxus a las que añadió una serie de proclamas: FUNDIR, UNIR y ANTI-EUROPEÍSMO, eran tres conceptos a los que daban especial importancia, puesto que los escribían en mayúsculas.
Los dos primeros estaban claramente relacionados con la idea de conformar un grupo homogéneo y el concepto de «antieuropeísmo» encuentra su origen en una serie de debates que Maciunas estudió en torno a finales de los 50 y que básicamente escondía el ataque al individuo y al individualismo, figura esencial en la reconstrucción política del ambiente posterior a la segunda guerra mundial. Maciunas quería que Fluxus fuera la representación de este ataque al individuo, así como a una de sus más perfectas representaciones: el artista. Estudios recientes demuestran que este manifiesto fue votado y rechazado por los artistas participantes en el concierto de Düsseldorf a pesar de que para la historia ha quedado como uno de los ejemplos más importantes de lo que Fluxus ha sido históricamente.
Fluxus ha tenido una larga historia con fases muy diferentes. Muchos piensan que es una tendencia aún viva puesto que muchos de los artistas participantes siguen activos. Ha sido definido de todas las formas imaginables, como un colectivo, como una familia, como un grupo de amigos que se reunían de vez en cuando o simplemente como un foro en el que se probaban diferentes obras antes de ser exhibidas ante un público más amplio. Sin lugar a dudas en estas diferentes definiciones descansan algunas de las nociones, subjetividades y colectividades políticas más comunes. No sólo conceptos como individualidad tienen resonancia en este grupo de artistas, sino también otros pueden encontrar ecos en las diferentes visiones de Fluxus: partido, masa, pueblo, e incluso la idea de multitud (es decir, una comunidad en la que conviven colectividad y subjetividad, sin negar la una a la otra). Sin duda lo que se estaba ensayando eran formas de colectividad, de agencia colectiva y de formas de pensar qué puede hacer un «nosotros», algo que generó muchos debates y que nunca fue fácil.
Fluxus y lo colectivo
La noción de lo colectivo es un tema esencial en este movimiento. Sería bastante largo y complicado explicarlo detalladamente, sin embargo, lo que siempre intentó George Maciunas es hacer un colectivo de artistas que eliminaran su nombre en favor de Fluxus. Este era un proyecto bastante complicado tratándose de un gremio como el de los artistas, en el que el nombre propio es una herramienta publicitaria de primera dimensión. Este rechazo del ego, o del individuo, no solo tenía raíces críticas para con el arte y su sistema. Se pueden encontrar orígenes de este planteamiento en el pensamiento ruso de finales del XIX, que Maciunas conocía bien, cuando se produjo un intenso debate entre eslavofilismo y occidentalismo, conceptos que cobijaban respectivamente el colectivismo y el individualismo.
En alguna que otra ocasión, Jonas Mekas ha comentado que Maciunas tenía un fortísimo carácter cooperativista y que de hecho el padre de su amigo Almus Salcius, con quien iniciara la galería AG, era un famoso economista de lo cooperativo en su Lituania original. También ha afirmado que la galería AG, regentada por Maciunas y el propio Almus que da origen a Fluxus, tenía un espíritu cooperativo muy potente entre la comunidad lituana de los años 60 en Nueva York.
En el caso concreto de Fluxus, después de un primer momento de ensayo, el colectivo funcionaba de la siguiente manera: Maciunas o quien fuera enviaba una carta colectiva pidiendo obras para un evento determinado (un concierto, una fiesta, una cena, una simple reunión), proponía algunas obras de las que se habían pensado hasta entonces y pedía que se propusieran otras. De ahí han surgido casi todas las obras que hemos propuesto para la convocatoria de Fluxus to the People, especialmente las de las olimpiadas que son casi todas propuestas por Larry Miller, quien era un atleta casi profesional. Cuando la gente dejó de hacer propuestas, ya a finales de los 70, el comentario de Maciunas fue «maybe no one wants to cooperate anymore» («tal vez ya nadie quiera cooperar más»).
Este ideal cooperativo y colectivista fue el que también dominó en las Fluxhouse cooperatives, probablemente uno de los ejemplos más concretos de experimentación urbana en el contexto de Fluxus y que aún merece ser estudiado con mayor profundidad y espíritu crítico. Estas cooperativas, iniciadas en torno a 1966, fueron proyectadas en el barrio del SoHo, una de las zonas más complicadas del bajo Manhattan debido a que eran construcciones dedicadas a la manufactura, el gran comercio y las fábricas. De hecho desde principios de los cincuenta esta zona se denominaba «the wastelands of Manhattan» (algo así como «el erial de Manhattan») y los proyectos para derribar esta zona urbana abundaban. Afortunadamente ninguno de estos proyectos se llevó a cabo, sin embargo la situación dio pie a que los artistas Fluxus comenzaran a comprar edificios que progresivamente irían acomodando a las necesidades profesionales, domésticas y familiares. Algunas de estas necesidades eran básicas (como disponer de ascensores, baños y sistemas sanitarios), otras eran legales (conseguir cédulas de habitabilidad que permitieran vivir en este tipo de espacios) y otras eran de carácter cooperativo (disponer de zonas comunes —laboratorios de fotografía, teatros, talleres, etc.— e incluso disponer de mercados cooperativos donde se compraban grandes cantidades de comida a punto de caducar o recientemente caducadas o defectuosas para ser vendidas entre los cooperativistas). Lógicamente este experimento social generó fuertes problemas con las autoridades de las que se salía con ingenio y cierto grado de humor.
En cualquier caso, este es el tipo de tejidos urbanos que promovían con este tipo de actividades, creando vínculos inesperados y colaboraciones temporales a corto o largo plazo que hacen de los entornos urbanos un proceso social amplio que supera la mera referencia espacial.
Flux-tours
Los flux-tours se empezaron a hacer durante los años 70 en el barrio de SoHo de Nueva York. Se hacían mostrando exactamente todo aquello que nunca hubiera cabido en un tour de turistas o incluso de urbanistas. Consistían en mostrar todos aquellos espacios muertos de la ciudad: callejones sin salida, puertas imposibles de abrir, espacios que nunca podrían atraer la atención, pero que formaban parte de la identidad del barrio.
En ciclo Fluxus to the People se proponen 4 itinerarios inspirados en los flux-tours que partan del Museo, bien para explorar los barrios cercanos (Lavapiés y Arganzuela) o para explorar la propia estructura, espacios e historia del Museo (espacios de mantenimiento, espacios de reunión, catacumbas, etc.). Aún así el proyecto ha sido muy abierto y, de hecho, lo que se ha pretendido es intentar «interpretar» algunas obras Fluxus desde la perspectiva y los intereses de los colectivos que participan con el contexto urbano determinado con el que se trabaja.
Estos tours tendrían lugar el 23 de septiembre a partir de las 12 h y partirán desde el Espacio D del Museo Reina Sofía. Además de esta experiencia pero quedarán unos remanentes (unos mapas de los recorridos con breves explicaciones) que podrían ser realizados de manera autónoma por el público asistente. De esta manera, la exposición Un mapa fluxus podría convertirse en un punto de partida para estos itinerarios durante todo el período que esté abierta.
Este texto es un extracto adaptado del dosier informativo para Fluxus to the People elaborado por el equipo organizador del Museo Reina Sofía e Iñaki Estella.
Más información sobre Fluxus to the People y los recorridos:
https://www.paisajetransversal.org/search/label/Fluxus
http://www.museoreinasofia.es/programas-publicos/artes-en-vivo/fluxus.html
Créditos de las imágenes:
Imagen 1: Invitación a un evento fluxus (fuente: George Maciunas Foundation).
Imagen 2: Purge Manifesto de George Maciunas (fuente: George Maciunas Foundation).
Imagen 3: George Maciunas, Contemporary Man, in Proposals of Art Education from a Year Long Study (fuente: Carnegie Corporation of New York 1968-1969. San Francisco, 1970).
Imagen 4: Nam June-Paik guiando un flux-tour. Nueva York, 1976 (fuente: Museo Reina Sofía).