Una mirada local sobre el turismo: ¿Puede realmente impulsar el desarrollo territorial?

por Paisaje Transversal

Hemos pasado de pensar en el turismo como el santo grial a demonizarlo por todas sus consecuencias actuales. Pero ¿y si pudiera haber una ‘tercera vía’ en la que el turismo no fuera incompatible con del desarrollo sostenible? El distanciamiento entre quienes se lucran con el turismo de masas y quienes sufren sus consecuencias supone uno de los puntos más importantes en esta lucha para beatificar o demonizar esta actividad económica. Desde el llamado ‘efecto Airbnb’, la gentrificación, la masificación del patrimonio, la expansión territorial del urbanismo para segunda residencia, los servicios insostenibles, los destrozos medioambientales para conseguirlo, la temporalidad y precariedad del empleo resultante, etc. Lo miremos desde las perspectivas que sea –ya sea social, ecológica, económica o laboral- el turismo tal y como lo conocemos tiene muchas papeletas para ser algo rechazable.

En algún momento, el turismo fue sinónimo de deseable. Durante la segunda mitad del siglo XX el turismo se convirtió en uno de los sectores económicos más relevantes. Tan solo en 2015, se produjeron cerca de 1.200 millones de desplazamientos de turistas en el mundo, un crecimiento del 4,4% que hace que el turismo, a día de hoy, suponga cerca del 10% del PIB mundial (datos de la Organización Mundial del Turismo). En España, el peso relativo del turismo es todavía mayor. En 2016, el crecimiento ha sido del 4,9% (frente al 3,2% del conjunto de la economía) alcanzando el 11,2% del PIB nacional (según datos de la OMT). Aunque nuestro país el crecimiento del sector turístico en estos últimos años se ha visto condicionado por otros factores externos -como la situación de los países del Mediterráneo Oriental o el precio del petróleo- resulta indudable el impacto que dicha actividad tiene sobre la economía española.

Pero a diferencia de otras actividades económicas, el turismo tiene la peculiaridad de que ha sido llevado casi desde siempre por agentes privados concretos o dependiente de la gestión externa. Esto significa que el impacto positivo ha sido copado por aquellos que impulsaban la actividad y el beneficio a escala local ha llegado a ser mínimo o incluso de saldo negativo. Por este pasado reciente, es necesario hablar de la posibilidad de compatibilizar la rentabilidad económica –de las inversiones o entidades privadas- con las repercusiones positivas para las comunidades locales. En esa línea sí que estaremos hablando turismo sobre el desarrollo local desde su componente estratégica y participativa.

Turismo sostenible ¿actividad principal o secundaria?

Con el paso del tiempo, las crisis económicas y la merma de otros sectores –como el primario o industrial-, el turismo pasó de ser una actividad complementaria en muchos municipios a convertirse en la principal fuente de actividad. Con esta evolución no es raro que la ciudadanía empiece a plantearse si el elemento de desarrollo económico que plantea esta actividad realmente afecta a todos por igual. Una vez más, se echa en falta la figura de agentes públicos especializados en gestión turística.

Pero el camino hasta el concepto de Turismo Sostenible tarda en llegar. No fue hasta 1988 que se propone este término en la Organización Mundial del Turismo y no es hasta 1993 que aparece la visión del eco-turismo (definida por la International Ecotourism Society, TIES). Así, otras propuestas van acompañando a este concepto, como el turismo de naturaleza, el turismo verde, el turismo solidario o el turismo cultural, entre otros. Todas ellas tienen como punto en común que se fundamentan en un modelo ideal en el que los valores y activos patrimoniales, correctamente gestionados, son capaces de atraer visitantes que disfrutan de manera responsable de dichos valores, generando beneficios en las poblaciones locales que son a su vez reinvertidos en la propia gestión y protección de dichos activos.

Aunque recientemente este giro hacia lo sostenible y con valores más allá de la ganancia económica se ha colado en muchos organismos, es cierto que todavía existe una diferencia notable entre la teoría y la práctica. Entre otros obstáculos, está la dificultad de implementar estrategias a largo plazo o la tendencia a reinvertir los beneficios en la atracción de nuevos turistas. Este último factor tiene un proceso desencadenante porque ponen en riesgo la capacidad de carga de los destinos e invierte en otras iniciativas –como la publicidad y marketing- que no generan un beneficio real sobre las poblaciones locales.

Para no caer en estas ‘trampas’, el Plan Nacional e Integral de Turismo (PNIT) 2012-2015 pone de manifiesto la necesidad de un enfoque multidimensional e integrado, en el que el turismo se inserte como una pieza más en los procesos de desarrollo territorial y mejora de la calidad de vida. Y aquí es donde aparece la figura del Desarrollo Local.

Globalización y Local, la eterna tensión

Más que como una oposición a la globalización, el concepto de desarrollo local –si bien difuso y con numerosas definiciones- implica la identificación de oportunidades endógenas en este nuevo marco de articulación local-global. En España, las experiencias son variadas. Por un lado, tenemos la figura del Agente de Empleo y Desarrollo Local, con una función más operativa y de asistencia vinculada al fomento del empleo que estratégica. Por otro lado, políticas vinculadas al desarrollo rural, surgidas a partir de la Iniciativa Comunitaria LEADER y el Programa PRODER. Aunque aún conservan el enfoque ciertamente sectorizado, las políticas de Desarrollo Rural permiten una aproximación más amplia al desarrollo local, hecho que se ha reforzado gracias a la presencia de los Grupos de Acción Local a nivel comarcal.

Surge así el Método Destino Turístico Sostenible por parte del Ministerio de Industria, Energía y Turismo como un conjunto de procedimientos destinados a ayudar a los responsables de las políticas locales a planificar y gestionar la actividad turística con criterios de sostenibilidad. El método diseñado busca que los destinos sean capaces, de manera sencilla, de realizar un diagnóstico sobre la sostenibilidad turística del territorio, elaborar e implementar un plan de acción y realizar el seguimiento de las actuaciones. La implantación del Método DTS implica un cambio de filosofía en el quehacer del destino turístico ya que, aplicando los planteamientos propios del desarrollo local y de la metodología de la Agenda 21, se proponen de manera transversal una serie de mecanismos destinados a fomentar la implicación de los agentes sociales y económicos locales así como la sensibilización de residentes y turistas y la divulgación de los resultados.

Sigüenza y Cazorla, la aplicación

En 2015 se ponen en marcha la implementación del Método Destino Turístico Sostenible y elige a las poblaciones de Sigüenza (Guadalajara) y Cazorla (Jaén). En el primer caso, su cercanía a Madrid y su valor patrimonial, han hecho que en el tiempo se consolide como un lugar a visitar. El segundo de más intensidad en número de visitantes de Castilla-La Mancha, pero con un visitante de día o de fin de semana como mucho. Por su parte, en Cazorla, pasó de ser un destino para élites (asociadas a la caza y la exclusividad) a conformar una oferta turística como contrapunto al sol y la playa. Su Parque Natural y su apuesta por la cultura (con el Festival de Blues o de Flamenco) son la propuesta de turismo de interior de Cazorla.

Desde Paisaje Transversal se propone hacer un análisis de los dos lugares para conocer el “qué queremos ser”, el funcionamiento de los organizamos y el personal encargado del turismo y se evalúo la interseccionalidad entre los departamentos encargados de Desarrollo Local y Turismo. Por eso, en la evaluación se pone en foco en la necesidad de establecer mecanismos de coordinación interadministrativa, pues son en parte las dinámicas y las debilidades territoriales las que inciden negativamente sobre el desarrollo de estos destinos.

Buscando una perspectiva más amplia que la que puede aportar la planificación turística en estos territorios, se pone de manifiesto la necesidad de articular estrategias locales más integradas. Estrategias que contemplen el territorio en su conjunto, con sus dinámicas económicas y sociales, y en las que la actividad turística se planifique de manera coordinada a otras actividades, sirviendo como complemento y catalizador de otros sectores tradicionales. La falta de un plan viable a largo plazo, que garantice el mantenimiento de la población y el equilibrio siempre complejo entre estas y su entorno, resulta mucho más significativo que la sostenibilidad del turismo.

Para conocer más sobre el proyecto de implementación del Método DTS:

Ficha del proyecto en la web de Paisaje Transversal

Artículo completo sobre el método, el proceso y la evaluación en Planur-e

Crédito de las imágenes 01- Ayuntamiento de Sigüenza

02- Casa peculiar en Cazorla

03- Estación de tren de Sigüenza

04- Vista general de Cazorla desde el río Cerezuelo

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