Ciudades que nos cuidan

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Redes de apoyo mutuo vecinales y barriales y nuevas redes de cuidados (Fuente: Noticias CYL)

Durante unos meses, la salud estuvo en el centro de todas las políticas urbanas, y los cuidados, en el centro de nuestro cotidiano. Pero mientras la esfera pública se volcaba en lo sanitario, en la esfera privada, el confinamiento, el teletrabajo y la distancia social trajeron consigo la individualización de los cuidados; el esfuerzo de conciliar lo laboral, las tareas domésticas, la educación, la atención física y emocional propia, y la de otras personas, solo se vivía, en muchas casas, de puertas para dentro. Frente a esta atomización de los cuidados, distintas  iniciativas, tanto municipales como ciudadanas salieron al rescate, planteando un escenario de  “ciudad cuidadora” paralela en la que las redes vecinales y los vínculos comunitarios han jugado un papel imprescindible.  

Ahora que vemos cómo las inercias pre-COVID-19 se abren paso de nuevo con medidas no precisamente encaminadas a construir entornos más saludables, conviene recordar todas estas iniciativas que han sido imprescindibles durante la emergencia y que, además, aportan visiones muy claras para construir ciudades más saludables, que nos permitan cuidar y cuidarnos.

En el ámbito de la regeneración urbana hablamos constantemente de los procesos de reflexión-acción, de la retroalimentación entre la transformación táctica y la planificación. Si consideramos  el escenario de la COVID-19 como un laboratorio de experimentación urbana, incluyamos todas las lecciones y aprendizajes de estos meses en la construcción de la ciudad futura. Porque ahora sabemos que la salud pública es un reto que depende de toda la ciudadanía y que cuidarnos solo es posible si lo hacemos en común.

¡Cuenta con tu barrio! Nuevas iniciativas de colaboraciones y ayudas (Fuente: Ayuntamiento de Sevilla)

Muchas de las iniciativas que merece la pena resaltar consiguieron romper las fronteras entre lo público y lo doméstico, haciendo que el bienestar emocional, la salud mental, la educación o la cultura dejaran de ser responsabilidad únicamente individual.

Distintos recursos municipales implementaron medidas para atender a la ciudadanía a través de medios telefónicos y redes sociales o lanzaron nuevas plataformas digitales. Es el caso del proyecto educativo Escuela en Casa de Viladecans.

El arte y la cultura trasladados a formatos on-line y redes sociales no han dejado de acompañarnos todos estos meses, abriendo un amplio debate sobre el acceso a la cultura, el papel de los espacios culturales diversos y la precariedad profesional asociada. Son de destacar programas de difusión, intercambio cultural y visibilización de la profesión artística,  como el Canal Quédate en Casa del Institut Valencià de Cultura.

Apoyadas en las nuevas tecnologías pero con muy aterrizadas en los barrios, merece la pena resaltar iniciativas como  Frena La Curva , plataforma ciudadana para organizar la energía social y la resiliencia cívica frente a la pandemia o Supervecina. A nivel internacional las comunidades vinculadas al placemaking también están actuando de manera efectiva.

Las herramientas digitales han sido fundamentales a la hora de permitir el apoyo en red, pero también han evidenciado la enorme brecha digital que divide nuestra sociedad. Para combatirla, las redes de apoyo mutuo vecinales y barriales y las redes de cuidados, con influencia en las áreas más vulnerables de nuestras ciudades, así como tantas otras iniciativas informales y espontáneas que han ido surgiendo, han jugado un papel imprescindible compartiendo necesidades y buscando soluciones colectivas: reparto de alimentos, acompañamiento a personas mayores que viven solas, compras compartidas, fabricación casera de mascarillas… Cabe preguntarse cómo los espacios urbanos –espacios de encuentro vecinal, centros sociales y comunitarios, plazas y parques- facilitan o condicionan la construcción de estas redes.

Apoyo mutuo, dinamiza tu cuarentena (Fuente: AAVV asociaciones vecinales Madrid aavvmadrid.org)

¿Pero qué sucede cuando la casa no es un refugio? Las denuncias por violencia de género han aumentado estos días de encierro, evidenciando la necesidad de espacios seguros accesibles y la importancia del soporte público y comunitario para combatir la violencia machista. Este ha sido el objetivo distintas iniciativas, como la campaña #NoEstásSola del Ayuntamiento de Madrid, que recuerda los recursos municipales de atención a víctimas de la violencia  de género, o #Noesteusoles, campaña impulsada por la Diputación de Barcelona, para sensibilizar a la ciudadanía para que colabore en la detención y alerta.

En el ámbito internacional, Bogotá ha lanzado la Estrategia Espacios Seguros, en la que colaboran servicios municipales con comercios de la ciudad, para atender y prevenir casos de violencia machista.

Con la crisis del coronavirus se ha visibilizado enormemente la vulnerabilidad residencial en nuestro país. La habilitación de espacios públicos para personas sin hogar o que viven en infraviviendas (Barcelona) o las medidas para impedir desahucios y proteger a la población más vulnerable (Bruselas) se han vuelto –y seguirán siendo- imprescindibles.

Cuando hablamos de cuidados, no podemos olvidarno el abastecimiento – la producción y el consumo en todas sus fases-  y el debate que se ha abierto en torno a la soberanía alimentaria, energética e industrial en nuestras ciudades. Acercar recursos y fomentar la producción local de alimentos en zonas urbanas desde una perspectiva sostenible es uno de los objetivos de la estrategia agroalimetnaria de  Vitoria-Gasteiz. . En la misma línea, está la Agri Urban. Gracias a redes como BioCanteens, en ciudades como Mouans-Sartoux han podido diversificar la distribución de su producción para suminsitrar alimentos locales y de calidad a comedores escolares, hospitales y tiendas sociales.

La ciudad de proximidad, estrechamente ligada con la ciudad de los cuidados, se ha reivindicado estos días más que nunca, y en ella, el pequeño comercio de cercanía tiene un papel fundamental. Gracias a su cohesión con el tejido de barrio, el comercio local ha servido en muchos casos, más allá del avituallamiento, como rótula entre productores locales y consumidores o como espacio de acompañamiento para combatir la soledad. Encontramos desde iniciativas de reparto a domicilio (como han impulsado en el Mercado de Las Delicias de Valladolid), hasta proyectos municipales para impulsar el comercio de proximidad (como la plataforma MiBarrio, de Cuenca, Ecuador).

Acercar los trayectos, fomentar la movilidad activa y dejar espacio para la vida a pie – donde los encuentros se hacen posibles- es un tema clave si hablamos de construir ciudades saludables. Muchos municipios en todo el mundo están implementando proyectos temporales para aumentar el espacio peatonal y ciclista (Berlín, Bogotá, Brighton, Oakland… ) demostrando que ciudades distintas son posibles. Será imprescindible, eso sí, que las medidas vayan acompañadas de estrategias a largo plazo, que permitan impulsar proyectos duraderos y transformadores, continuando con el foco puesto en las personas, la naturaleza, y las relaciones entre ellas.

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