La mejora del espacio público que no pasa (sólo) por reducir el espacio dedicado al coche
Mejorar el modelo de movilidad de nuestras ciudades es uno de los grandes retos urbanos de este inicio del siglo. Los impactos que produce la manera en la que circulamos por las ciudades son muy diversos y nocivos, como para no afrontarlos. Así, los numerosos efectos sobre la salud, el medio ambiente o la economía deberían instar a los poderes públicos a tomar cartas en el asunto, como ya lo están haciendo en otros países.
Sin embargo, el cambio de hábitos de movilidad de la población -fuertemente ligados al automóvil- es un reto complejo que no está exento de controversia. No se trata solamente de voluntad política para impulsar las reformas necesarias, también es necesario disponer de las metodologías y herramientas adecuadas para llevarlas a cabo. De lo contrario, podemos desarrollar proyectos con efectos contraproducentes. Un diseño integrado e integrador, que aúne múltiples factores y que cuente con la implicación de la ciudadanía, mediante el cual se puedan generar espacios de aprendizaje colectivo y de sensibilización donde todas las partes vinculadas a la problemática estén representadas y participen en la elaboración de soluciones conjuntas, e incorpore una visión estratégica con acciones a corto, medio y largo plazo, será clave para afrontar los desafíos del futuro de las ciudades en general, y de la movilidad urbana sostenible en particular.
Una alternativa a este paradigma es el modelo de Calles Completas, entendidas como aquellas que ofrecen diferentes opciones de movilidad para los ciudadanos. Están diseñadas para conectar personas y lugares con la mayor eficiencia, seguridad y conveniencia posibles, promoviendo la movilidad no motorizada, el uso del transporte público y la calidad del espacio público. Estas calles resultan además inclusivas para todos sus usuarios (sean jóvenes o ancianos, sanos o tengan algún tipo de diversidad funcional o intelectual), al dar solución a problemáticas diversas. Además, frente a las grandes obras urbanas, el modelo de calles completas puede ser implementado en una primera fase experimental mediante pequeñas intervenciones de acupuntura urbana.
Evidentemente, hay muchas otras cuestiones que atañen al Desarrollo Urbano Sostenible que van más allá de esta herramienta, pero estamos convencidos de que las Calles Completas son unas buenas aliadas para hacer de nuestras ciudades lugares más saludables, inclusivos y sostenibles. En definitiva, son un instrumento que permitirá construir ciudades más vivas.
Espacio público
Calles Completas incorpora procesos de diseño colaborativo de espacio público mediante el cual vincular trabajo técnico integral y participación, para su mejora y transformación. Para lograrlo se usa el modelo metodológico de la Triple Dimensión del espacio público: Accesibilidad y conectividad, Imagen y Confort, Usos y Gestión.
Con la herramienta de la Triple Dimensión en el Espacio Público nos aseguramos que todas esas partes fundamentales de la diversidad urbana se incorporen y corrijan el desequilibrio existente:
- Diversidad de usos y gestión:
Las calles deben estar pensadas para recorrerlas en transporte público, en vehículo privado, en bicicleta y… a pie. Sin olvidar otros modos de movilidad como la silla de ruedas, claro está. Muchas veces los peatones son infravalorados y no son incluidos como prioritarios en los planes, incluso aunque superen en número a los ciudadanos que se desplazan con otros medios. Por otro lado, las calles de las ciudades deben invitar a sus residentes a estar y esto puede conseguirse involucrando a la ciudadanía en la gestión de los espacios públicos. - Seguridad y confort:
Hay estudios –sobre todo de género- que demuestran que el diseño de algunas vías desincentivan a gran parte de la sociedad a usarlas. Muchas mujeres, personas mayores, aquellas con diversidad funcional o a los sectores infantiles de la población son expulsadas de la calle porque estas no reúnen las condiciones adecuadas a nivel de diseño o distribución del espacio: Puede ser la falta de luz, el angosto espacio de paso, la falta de comodidad por el exceso de ruido, la inseguridad por compartir espacio con otros transportes más agresivos, etc. No solamente desde el punto de vista de la movilidad, si no hay que tener en cuenta que las calles también son para ‘estar’, no solo para ‘pasar’. Por eso habrá que ver si hay espacios de permanencia, si estos están adecuados al lugar (clima) y si resultan atractivos para ser realmente usados por las personas. Aquí entra en valor los elementos naturales que mejoran muchos otros aspectos. - Accesibilidad (universal) y conectividad:
¿Si los peatones no quieren pasar por una calle por ser incómoda o desagradable podemos hablar realmente de que la ciudad está conectada? Entendemos que no, por eso hay que asegurarse de que todas las personas, independientemente de su condición (género, edad, físico, etc.) y de la forma en la que se desplacen, deberán tener opciones de movilidad y opciones para permanecer. Siempre de manera proporcional. Indudablemente el diseño del espacio público y la movilidad es una poderosa herramienta para garantizar la accesibilidad universal y la creación de espacios o calles más inclusivas.
Movilidad
Estrategia integral de movilidad urbana sostenible, teniendo en cuenta los movimientos de personas y de mercancías, tanto en las actividades de carácter productivo como reproductivo (cuidados), y atendiendo a la conocida como “pirámide de la movilidad sostenible” que clasifica y prioriza acciones en función de la sostenibilidad de cada modo, estando en lo alto de la pirámide los desplazamientos a pie seguidos de la bicicleta, un escalón por debajo el transporte público, las motos y la carga y descarga, y en el escalón más bajo el coche, que no se puede olvidar en el diseño pero siempre teniendo en cuenta que es el modo con más externalidades negativas asociadas.
Actuando de esta manera, la primera prioridad debe ser proveer de itinerarios peatonales lo más directos posibles, que no solo sean seguros sino que también se perciban así, conectando centros de actividad y discurriendo por rutas transitadas y con “ojos en la calle” en la terminología de Jane Jacobs.
Los desplazamientos ciclistas son considerados en su doble vertiente, como medio de transporte único y como combinación intermodal con el transporte público. Su inclusión se lleva a cabo minimizando la afección a los peatones, en coexistencia con el resto del tráfico adoptando medidas de calmado y templado de tráfico siempre que sea posible, o segregándolos del tráfico en vías de alta capacidad, para así favorecer la adopción de este medio de transporte a ese 60% de la población que se estima forma parte del grupo de “Interesados pero preocupados”, dispuestos a usar la bici si se les provee de un elevado estándar de seguridad.
El transporte público, en su vertiente de proximidad representada por el autobús, se incluye también en la estrategia asegurando itinerarios preferentes que les libre de los retrasos provocados por la congestión, que tan nefasto efecto tienen sobre su rendimiento y frecuencia, pero también atendiendo al importante factor de la espera, entendiendo las paradas y marquesinas como nodos de vital importancia, para los que se debe diseñar un espacio público de calidad y unos accesos peatonales que fomenten su uso.
La carga y descarga y los servicios de paquetería y mensajería son un elemento que se suele olvidar en la movilidad sostenible pero que es fundamental para un correcto funcionamiento del tejido comercial y empresarial, parte indispensable de una calle completa. La definición de espacios y el diseño de mecanismos de gestión deben responder a las necesidades presentes y acomodar el crecimiento que está experimentando la ciclo-logística en nuestras ciudades, un sector en el que empresas como Deliveroo son solo la punta del iceberg de una transformación profunda del sector.
Por último, el coche también debe tener su espacio en una calle completa, como elemento indispensable en el funcionamiento de la ciudad, pivotando desde su papel actual de rey y señor del espacio público al de un participante más. Racionalizando la superficie total y la distribución del espacio para aparcamiento, cediendo las rutas más cortas entre dos puntos a los modos más sostenibles y templando su velocidad para hacerlo compatible con el resto de modo, se mantiene su capacidad de proveer movilidad en las circunstancias donde el resto de modos no pueden dar ese servicio, pero se elimina gran parte de las externalidades que provoca.
Planificación estratégica y actuaciones de urbanismo táctico
Todas estas ideas confluyen en el proyecto de Calles Completas que tiene como punto de partida el urbanismo táctico o de placemaking: intervenciones ágiles que vinculan movilidad, espacio público y participación, encaminadas a generar calles llenas de vida a través de prototipos evaluables. Este tipo de propuesta tiene numerosas ventajas, como su bajo coste, la temporalidad de las acciones, ser medidas ágiles, adaptativas a muchos espacios diferentes). Aunque como todo, tiene un gran peligro.
Lamentablemente, vemos como el urbanismo táctico puede ser tomado como un parche por parte de algunas corporaciones para evitar su responsabilidad de intervenir de forma integral y rigurosa en sus calles. Y es que el urbanismo táctico tiende a interpretarse como un fin en sí mismo, cuando realmente es un medio para conseguir cambios estructurales en la ciudad a través de la lógica del urbanismo en «beta permanente». De modo que este tipo de intervenciones tienen que estar siempre incorporadas en una estrategia más amplia y han de ser completadas con otro tipo de acciones así como un sistema de evaluación que nos permita avanzar hacia intervenciones óptimas y perdurables.
Descubre más…
Descubre más información sobre Calles completas y los proyectos llevamos a cabo bajo esta estrategia en el siguiente enlace: https://paisajetransversal.org/tag/calles-completas/
Calles Completas es una propuesta urbanística que llevamos a cabo junto a Hécate Ingeniería. También llevamos a cabo el proyecto de Aspe junto a ellos. Este artículo es una readaptación de uno que se publicó en la revista digital de urbanismo y territorio de Planur-e.