¿Qué puede ofrecer al urbanismo la perspectiva de género interseccional?

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Mapeo colectivo «Diseñamos Parque Bidebieta». Foto: Last Horse Studio

Un espacio público de calidad es esencial para la construcción más democrática, justa y habitable de nuestras ciudades. Sin embargo, como ya hemos comentado varias veces, su potencial como lugar político y de relaciones comunitarias tiende a verse afectado por diversos motivos: la hegemonía del coche, los mecanismos de privatización o la proliferación de las plazas duras sin consideración de las personas. Un espacio así, se convierte en un elemento de paso, irrelevante para la ciudad o, incluso, conflictivo.

Para luchar contra ello, es necesario impulsar nuevas herramientas y estrategias en la construcción del espacio público; es necesario incorporar la participación como parte integral de los procesos, desarrollando un diálogo real y efectivo entre los diversos agentes que constituyen la ciudad: ciudadanía, administración pública y sector privado.

La ciudad, y en especial su espacio público, se construyen desde la colectividad, incorporando al proceso el mayor número de voces posibles. Por ello, la mejora del espacio público de nuestras ciudades pasa también por incorporar el mayor número de perspectivas posibles, con el objetivo de crear ciudades que sean ampliamente inclusivas.

Urbanismo con perspectiva de género

En ese sentido, y en este mismo blog, hemos hablado de cómo la perspectiva de género abre nuevas posibilidades al urbanismo, permitiendo repensar y transformar el espacio público para que se convierta en lo que debería ser: un lugar donde se construya la cohesión social desde la diversidad y la convivencia a fin de crear una vida urbana saludable, más justa y sostenible.

Proceso de dieño colaborativo «Diseñamos Parque Bidebieta». Foto: Last Horse Studio

Históricamente, la ciudad se ha pensado para fines productivos de un sujeto concreto: hombre adulto, occidental, trabajador, sano y en la mayoría de ocasiones con vehículo privado. Este enfoque ha dejado fuera durante demasiado tiempo la presencia de otros cuerpos, que también está presentes en la ciudad: mujeres, infancia, mayores, personas con diversidad cultural o colectivos no normativos, que han quedado excluidos en gran parte en la decisión sobre los modelos de ciudad que habitamos.

Aplicar la perspectiva género interseccional al urbanismo implica repensar tanto los espacios en los que vivimos como los procesos urbanos a través de los cuales diseñamos con una óptica crítica, sensible, que sitúe la construcción de ciudades inclusivas, abiertas a otros cuerpos, voces, necesidades, deseos y pensamientos en el centro; es decir, considerando todas las diversidades que conforman el hecho urbano.

En Paisaje Transversal nos parece fundamental que los proyectos ser abran a esta mirada múltiple, y así lo desarrollamos cada día. La última oportunidad (hasta la fecha) para ello ha sido el proceso que hemos realizado en Diseñamos Parque Bidebieta, un proyecto de diseño colaborativo que se ha realizado a través de nuestra metodología de la «Triple dimensión» del Espacio Público y la incorporación de la perspectiva de género interseccional, a fin de repensar nuevas ofertas, posibilidades, usos y acuerdos del espacio público.

Diseñamos Parque Bidebieta

El Parque Bidebieta se encuentra en el barrio Bidebieta, en el Distrito Este de Donostia-San Sebastián, concretamente en torno al Paseo Serapio Mujika. El Parque ya sufrió una amplia reforma en 2003, que se completó en 2008 con la construcción de unas canchas deportivas. Sin embargo, el espacio ha sufrido el paso del tiempo y los usos, que se decidieron en su momento con un proceso de participación, han cambiado y no corresponden a las necesidades actuales del barrio.

El ámbito de actuación se limita el perímetro del parque, incluyendo la zona arbolada frente a la iglesia, en la que no se han realizado mejoras desde la primera obra del parque en 1980, pero que por su cercanía con el parque, requiere de un tratamiento uniforme.

La Triple dimensión del Espacio Público desde una perspectiva interseccional

El proceso de trabajo ha estado guiado por la incorporación de perspectivas diversas, con vistas a que las propuestas de mejora fueran lo más inclusivas posibles. Así, se consideraron la presencia de diversas miradas: género, adultos mayores, infancia, juventud, personas con diversidad funcional, personas con diversidad cultural y migrantes y colectivos vecinales.

Estas perspectivas múltiples se incorporaron a la fase de diagnóstico, que se desarrolló según nuestra metodología de la Triple Dimensión, que analiza el espacio desde tres sistemas a fin de concretar un plan que asegure una excelente calidad del espacio diseñado, en de un proceso de trabajo conjunto entre el personal técnico y los habitantes.

Accesibilidad y seguridad, que atiende a la continuidad del espacio con su entorno próximo, así como su conexión con el barrio y sus itinerarios interiores.

Confort e imagen, que asegura que el diseño se adapte a las necesidades climáticas, ecológicas y medio ambientales, al tiempo que vela por integrar criterios paisajísticos e identitarios.

Usos y actividad, que resuelve la convivencia de diferentes actividades, usuarios y relaciones.

Desde estos análisis, se planteó un proceso de diseño colaborativo en el que se ponen en común posibles acciones, con el objetivo de estudiar todas las opciones desde una perspectiva integral, así como para plantear y evaluar distintas alternativas de cada eje, según su coste e impacto, haciendo visibles las incompatibilidades y dando lugar a soluciones creativas desde el diálogo común. Fruto de este proceso, y en función de los costes para su viabilidad, se priorizan diez acciones combinadas en función de tres líneas estratégicas de actuación:

Un parque más accesible y continuo

Fomenta la mejora de las conexiones, tanto en el acceso noroeste como en el acceso sur, garantizando una accesibilidad universal y sin barreras, evitando escaleras y pavimentos resbaladizos. Para ello, se plantea:

  • Conectar la zona de la arboleda con el resto del parque, para su integración y disfrute, abriendo y facilitando los recorridos.
  • Cubrir el estanque, identificado como elemento inseguro y en mal estado, eliminando la lámina de agua y colocando un nuevo pavimento que asegure la accesibilidad y conectividad Este-Oeste.
  • Abrir la conexión de la esquina noroeste, buscando la creación más espacios estanciales en torno a la cancha y el parque infantil.

Sumar desde la resta

Revisa la posición y configuración espacial de la cancha deportiva existente y configurando espacios con sombra y mobiliario adecuado donde permitir encuentros y reuniones. También se eliminan las zonas residuales y se incorporan nueva vegetación de temporada y espacios de juego y ejercicios para niños y adultos. Se plantean cuatro acciones:

  • Adecuar el espacio cubierto del parque, trasladándolo fuera de un espacio de circulación para un uso efectivo.
  • Desmontar o modificar parcialmente la cancha, identificando el cerramiento perimetral como uno de los problemas principales, ya que impide acoger otro.
  • Ampliar y poner en valor la zona norte del parque, sustituyendo el pavimento y ampliando su mobiliario y zona de uso.
  • Realizar diversas acciones de bajo coste y gran impacto: reubicar estratégicamente especies arbustivas para drenaje, retirándolas allí donde haya madrigueras; disponer fuentes para beber adaptadas para todos (mayores, niños y animales); adecuar fuentes en desuso para usos ya existentes (skate, parkour), e incluir nuevos usos, como máquinas de ejercicios para adultos, en los recorridos de la arboleda.

Un centro activo, flexible e inclusivo

Se dirige a la creación de un nuevo espacio central en el área, que amplíe las zonas de juego y reunión. Para ello, se decide:

  • Incorporar un equipamiento de baño público con cambiador a escala de barrio que resuelva con una de las peticiones más demandadas por parte de los vecinos y vecinas.
  • Ampliar las zonas de juegos, considerándolas como una parte esencial del espacio central, creando zonas de sombra y aprovechando los desniveles naturales para la creación de zonas diversas y más atractivas, como desnivel como rocódromo, toboganes, juegos de cuerdas, etc.
  • Regenerar, mediante el acondicionamiento de un espacio de estancia, la esquina suroeste del parque, un espacio hoy degradado y sin uso, para adecuarlo como espacio dirigido a los jóvenes, que carecen de un espacio de reunión en el barrio.

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