por Alberto Escribano López
Desde hace décadas, las zonas rurales se enfrentan a importantes retos y desafíos como consecuencia de la pérdida y el envejecimiento de la población, el desabastecimiento de servicios básicos y la falta de inversión y de perspectivas de futuro que tiene un profundo impacto en términos económicos, sociales demográficos y medioambientales.
En España, la población que habita en los municipios rurales, aquellos que poseen menos de 30.000 habitantes, ha descendido un 7,1% en los últimos diez años (2011-2011). En la última década, la población que habita en pueblos con menos de mil habitantes ha descendido en un 8,5% (136.600 habitantes menos) (INE, 2023). Un declive demográfico tan pronunciado que ha llevado a que la denominación de España vaciada se haya convertido en un término muy extendido y cuya relevancia política y mediática ha aumentado mucho en los últimos años.
Ante esta situación, los programas de desarrollo rural han ido evolucionado hacia la adopción de una perspectiva más amplia de desarrollo territorial, que promueve iniciativas basadas en la innovación y las nuevas tecnologías para estimular el desarrollo de las zonas rurales. Para revitalizar estas áreas, la Unión Europea ha impulsado el concepto de Smart Village o Pueblo Inteligente, que se ha convertido en uno de los enfoques más innovadores en este ámbito y que hace referencia a aquellas comunidades rurales que desarrollan soluciones para abordar los desagios locales, basándose en un enfoque participativo para diseñar sus estrategias, promoviendo la innovación y aplicando las soluciones que ofrecen las tecnologías digitales.
Smart rural 21
En diciembre de 2019, la Comisión Europea puso en marcha el proyecto Smart Rural Areas in the 21st Century (Smart Rural 21), dirigido al desarrollo de estrategias de estrategias inteligentes (Smart Village) en toda Europa a través del intercambio de conocimientos transnacional entre pares y un enfoque integral y participativo.
Los 21 proyectos seleccionados se enfrentaban a problemáticas relacionadas con el envejecimiento de la población, la despoblación y dificultades relacionadas en el acceso a servicios fundamentales como educación, sanidad, vivienda y transporte. De manera similar, compartían el desafío de atraer a personas jóvenes y crear las condiciones adecuadas para poder vivir y trabajar en los municipios.
De aquella convocatoria, España fue el país con mayor representación con 224 candidaturas (Mapa), y Ansó, un municipio de 430 habitantes situado en el Pirineo Aragonés fue el único pueblo español seleccionado. Estrategia de Ansó
Debido al gran interés suscitado por la convocatoria, la dirección del proyecto ofreció una nueva oportunidad para que los municipios interesados participasen en el proyecto Come Along!, que ha supuesto una nueva oportunidad para los municipios interesados en implantar estrategias y soluciones inteligentes paso a paso y al mismo ritmo que los municipios participantes en Smart 21. Los municipios españoles de Añora, Candeleda, Elvillar, Sierra de Mantánchez y Tamuja, y Vega De Valcarce han podido desarrollar su propia estrategia Smart Village, recibiendo apoyo del proyecto Come Along.
SMART RURAL. Entornos rurales inteligentes y competitivos en el País Vasco
El País Vasco, a diferencia de otras comunidades autónomas de España como Castilla y León, Aragón, Extremadura o Galicia, no se enfrenta de la misma manera al riesgo asociado al fenómeno de la despoblación. No obstante, las zonas rurales del interior se enfrentan a importantes desafíos relacionadas con el impulso de la actividad económica, la generación de empleo y la consolidación de una oferta de servicios e infraestructuras de calidad.
Basándose en las experiencias Smart Rural 21 y la Estrategia Smart Village de Ansó, el gobierno vasco impulsó a mediados de 2020 el programa SMART RURAL: Entornos rurales inteligentes y competitivos. Coordinado por el Grupo de acción local MENDINET, el programa planteaba una serie de acciones en torno al concepto de Smart Village, con el fin de convertir las zonas rurales en entornos inteligentes, resilientes y competitivos, atendiendo a las fortalezas y a los activos locales de cada municipio, al mismo tiempo que se preservaba la identidad propia de cada municipio.
Siete fueron los municipios que participaron en el proyecto: Campezo, Kuartango y Elvillar en Álava, Enkarterri y Muxica en Vozcaya, y Beizama y Orexa en Gipuzkoa.
El proyecto fue implementado durante los años 2020 y 2022 y se desarrolló en tres fases diferenciadas. Previamente a la formulación de sus estrategias inteligentes, los municipios participantes estuvieron involucrados en diversas iniciativas que tuvieron un impacto significativo en la posterior formulación de sus estrategias de Smart Village.
Los siete municipios participantes se enfrentaban a problemáticas simulares relacionadas con el envejecimiento de la población, la dispersión poblacional, y dificultades en el acceso a servicios fundamentales como la educación, vivienda y transporte. No obstante, cada municipio a atendía a realidades únicas, cada una de ellas determinadas por sus propios desafíos y oportunidades.
A pesar de las diferencias contextuales, todas las estrategias compartían el desafío de atraer a personas jóvenes a los municipios y crear las condiciones adecuadas para poder vivir y trabajar en estos municipios. Además, buscaban desarrollar proyectos orientados a consolidar población en el municipio y a fomentar el desarrollo económico de los entornos rurales, para que sus habitantes pudieran disfrutar de una alta calidad de vida y desarrollar sus proyectos vitales. Para alcanzar estos objetivos, las estrategias diseñadas por los municipios se centraron en revitalizar el sector primario, atraer a empresas, fomentar el emprendimiento, la innovación y el teletrabajo y adoptar un nuevo modelo económico orientado hacia un turismo responsable y sostenible, aprovechando su rico patrimonio natural e histórico.
Todas las estrategias se basaron en un enfoque participativo, que promovía la innovación social y aprovechaba las soluciones ofrecidas por las tecnologías digitales. Sin embargo, en la mayoría de los casos, las tecnologías digitales eran consideradas una herramienta más para abordar los desafíos presentes y avanzar hacia los objetivos establecidos. Lo “inteligente” de las estrategias desplegadas por los municipios no ha estado tan vinculado con la digitalización sino más bien con la capacidad de hacer frente a sus desafíos de forma participativa con el fin de mejorar las condiciones de vida de la comunidad local.