por Begoña Arrate
El concepto de red es cada vez más ultilizado en varios ámbitos. Por ejemplo, hoy en día se habla mucho sobre Internet, redes sociales, redes neuronales, etc.
Según los resultados obtenidos por la ciencia de redes, parece ser que las redes sociales, de corporaciones, de organismos etc. tienen más características en común de lo que se creía hasta hace poco:
• La mayoría de redes tiene un número pequeño de elementos o nodos muy conectados, y un número mayor de nodos menos conectados (un nodo sería en biología una especie en el caso de un ecosistema, una neurona en el caso del sistema nervioso, un compuesto metabólico en el caso del metabolismo celular, etc.).
• Generalmente, en los sistemas naturales los nodos están muy conectados entre ellos, lo cual permite al sistema perdurar y seguir funcionando a pesar de errores y perturbaciones. El hecho de que los nodos de un sistema en red estén muy conectados confiere al sistema una propiedad emergente (es decir, una propiedad que no tienen los elementos del sistema, pero sí el sistema como tal, como consecuencia de la interactuación entre todos sus elementos): la resiliencia, o capacidad de que el cambio no ponga en peligro la supervivencia y el funcionamiento del propio sistema.
Pongamos por ejemplo el caso de una persona que una noche de viernes tiene muchas ganas de salir pero en el último momento se queda sin plan. Si esa persona es un nodo muy conectado de la la red social, es decir, si está relacionada con muchas personas, tendrá muchas probabilidades de hacer un nuevo plan y salir esa misma noche. En cambio, si es una persona que se relaciona con muy poca gente, en principio le resultará más difícil encontrar un plan alternativo.
Pongamos ahora un segundo ejemplo: la avería de un ordenador de una red local. La gravedad de la avería dependerá en gran medida del número de conexiones que ese ordenador tenga con los demás de la red local. Si se trata de un ordenador muy conectado con los demás ordenadores, el sistema se verá lógicamente más afectado que si se trata de un ordenador poco conectado con los demás ordenadores.
• El hecho de que un sistema tenga algunos nodos muy conectados es un arma de doble filo, pues por una parte confiere resiliencia al sistema si los nodos menos conectados fallan, pero por otra parte la desaparición de los nodos más conectados pondría en grave peligro la supervivencia y el funcionamiento del sistema.
Para aumentar la resiliencia de un sistema, deben preverse las situaciones de mayor vulnerabilidad de este (lluvias torrenciales, sequías extremas, posibles blackouts, etc.) y lograr que el sistema sea capaz de hacerles frente para verse afectado en la menor medida de lo posible y poder, así, seguir funcionando. Es decir, en los nodos más conectados del sistema por donde pasan los mayores flujos de materia, energía e información deben preverse diversas situaciones límite, y buscar formas de que esos nodos sean capaces de asegurar que en dichas situaciones el sistema siga funcionando y no sufra daños.
La resiliencia aumentada de la manera que venimos de mencionar unida a la protección de los nodos más conectados del sistema permite que un ecosistema sea desde su mismo diseño un ecosistema que, además de optimizar al máximo la utilización del recursos, tenga la capacidad de hacerlo en diversas situaciones. Es decir, se trataría de un ecosistema capaz de adaptarse tanto a los cambios ocurridos puntualmente en el entorno, como a cambios a largo plazo (y, por lo tanto, capaz de evolucionar).
Begoña Arrate es bióloga
Bibliografía recomendada:
BARABÁSI, Albert-László: Linked. How everything is connected to everything else and what it means for business, science and everyday life, Plume, 2003.
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1 comentario
Muy buena síntesis.
¡Complejidad! Mi tema favorito en biología: redes neuronales, redes tróficas, interneeet, mundos pequeños…
Mis autores favoritos son Montoya, Solé y Pimm.