Un posible rizoma urbano

por Paisaje Transversal

Extractos procedentes de «Rizoma» de Gilles Deleuze y Félix Guattari
Transcripción de Guillermo Acero Caballero

Lo urbano no tiene objeto ni sujeto, está hecho de materias diversamente formadas, de fechas y de velocidades muy diferentes. Cuando se atribuye la ciudad a un sujeto, se está descuidando ese trabajo de las materias, y la exterioridad de sus relaciones. La ciudad es una multiplicidad, pero todavía no sabemos muy bien que significa lo múltiple cuando cesa de ser atribuido, es decir, cuando es elevado al estado de sustantivo.

En sí misma, la ciudad tiene formas muy diversas, desde su extensión superficial ramificada en todos los sentidos hasta sus concreciones en bulbos y tubérculos. En la ciudad hay lo mejor y lo peor: la patata y la grama, la mala hierba.

Cualquier punto de la ciudad puede ser conectado con cualquier otro, y debe serlo.

Sólo cuando lo múltiple es tratado efectivamente como sustantivo, multiplicidad, deja de tener relación con lo Uno. Las multiplicidades son urbanas y denuncian las pseudomultiplicidades arborescentes. No hay unidad que sirva de pivote en el objeto que se divida en el objeto.

Una ciudad pude ser rota, interrumpida en cualquier parte, pero siempre recomienza según ésta o aquella [estructura] o según otras. Toda ciudad comprende líneas de segmentaridad según las cuales está estratificado, territorializado, organizado, significado, atribuido, etc.; pero también líneas de territorialización según las cuales se escapa sin cesar.

La ciudad no responde a ningún modelo estructural o generativo. El eje genético o la estructura profunda son ante todo principios de calco. Hacer el mapa y no el calco. El mapa es abierto, conectable en todas sus dimensiones, desmontable, alterable, susceptible de recibir constantemente modificaciones.

Lo urbano, no empieza ni acaba, siempre está en el medio, entre las cosas, inter-ser, intermezzo.

Creíamos habernos hecho un buen urbanismo, habíamos escogido el lugar, la potencia, el colectivo, y luego nada pasa, nada circula, o algo hace que eso ya no pase. Lo urbano está hecho de tal forma que sólo puede ser ocupado, poblado por intensidades. Lo urbano no es una escena, un lugar, ni tampoco un soporte en el que pasaría algo. Producción de lo real como magnitud intensiva a partir de cero. Lo urbano es el campo de inmanencia del deseo, el plan de consistencia propio del deseo(justo donde el deseo se define como proceso de producción, sin referencia a ninguna instancia externa, carencia que vendría a socavarlo, placer que vendría a colmarlo).

Cada vez que el deseo es traicionado, maldecido, arrancado de su campo de inmanencia, ahí hay un urbanista.

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