TALLER PROCESOS NEGOCIACIÓN URBANA / conclusiones y puntos de partida

por Paisaje Transversal

por Guillermo Acero Caballero

Tomando como excusa laparticipación de Paisaje Transversalen Piensa Madrid, resulta pertinente revisitar aquellostemas tratados en el taller de trabajo «Procesos de Negociación Urbana». Un poco de mirar hacia adelante, un poco de mirar hacia atrás. Quizás saquemos algo en claro.

A continuación algunas conclusiones obtenidas a raíz de los resultados del taller de trabajo «Procesos de Negociación Urbana», publicados en este blog recientemente.

UNAS CONCLUSIONES, UNOS PUNTOS DE PARTIDA

I. Plantear la realidad urbanística actual como un espacio donde los actores intervinientes se ajustan a roles definidos y poseen unas intenciones claramente articuladas resulta un ejercicio de fútil. En la realidad urbana, los procesos de negociación raramente tienen lugar de manera articulada. El espacio urbano actual es ante todo un ámbito de gestión del conflicto, en el que diversos grupos de presión manifiestan de manera variablemente agresiva sus aspiraciones para un espacio concreto.

II.Desde una posición inconscientemente superior, la arquitectura y el urbanismo han tendido a considerar los procesos de negociación como un fenómeno, en el mejor de los casos bidireccional que pone en tela de juicio nuestros intereses como técnicos con los de los habitantes de nuestro espacio de trabajo.

III.Habituados a un modus operandi que miraba siempre hacia el lugar donde acababa la ciudad como territorio óptimo y sin restricciones donde poner en marcha operaciones de diversa índole especulativa, el urbanismo se olvida en ocasiones de producir ciudad como el espacio de congestión en el que se centralizan las principales actividades humanas, un espacio capaz de acoger todos los programas, todos los grupos humanos, todos los conflictos que éstos traen consigo.

IV. La realidad urbana permite aproximaciones tan diversas como las capas de realidad que seamos capaces de identificar en ella. Más allá de la imagen bienintencionada de la negociación como espacio que nos pone en contacto con la gente, colectivo difuso y desde luego poco homogéneo, estos procesos han de generar sistemas que permitan establecer métodos de lectura directa de la sociedad a través de sus variables, sus constantes y sus incógnitas. Espacios complejos como los tejidos urbanos consolidados parecen manifestar constantes realidades alternativas, difícilmente perceptibles a simple vista. La inner city life se ha transformado en un fenómeno esquizofrénico en el que dinámicas divergentes se desarrollan simultáneamente hasta que uno de los grupos ve realizadas sus aspiraciones.

V.La expresión cuantitativa de ciertas variables aparentemente parciales en un entorno determinado pone de manifiesto realidades hasta entonces ignoradas. La actitud social de los individuos para con su entorno y la interacción entre los mismos configura el paso de la acción individual a la dinámica social. Los conflictos que se producen en este proceso son evidentes y a menudo denostados como marginales. La resolución de dichos conflictos pasa invariablemente por su representación espacial como medio de proyectación en sí mismo.

VI. La conversión de las dinámicas identificadas en proyectos articulados resulta a menudo un camino complejo, en el que nos vemos obligados a sacrificar la integridad de las ideas para alcanzar un estado más difuso y más inestable. La arquitectura ha de ser capaz de soportar las desviaciones que se producen en el proyecto a través del azar, las decisiones políticas o cualquier otro cambio de rumbo inesperado.

VII. Las posibilidades especulativas de los espacios urbanos son a menudo sacralizadas como estrategia de oposición moral ante posturas en las que prime el beneficio económico. Pero las situaciones especulativas se desarrollan a partir de la identificación y puesta en funcionamiento de áreas de oportunidad existentes, que permiten optimizar los recursos económicos disponibles, obteniendo beneficios de diversa índole. La capacidad para identificar dichas áreas supone indudablemente un beneficio a nivel urbano, que ve su realidad implementada a través de nuevos usos, nuevas formas y nuevas experiencias, sin producir los costes de la arquitectura institucionalizada.

VIII. Los procesos de intervención a gran escala se desarrollan según un timing que no coincide con la velocidad a la que cambian nuestras ciudades. La necesidad de desarrollar medios de negociación a tiempo real se hace prioritaria en una situación en la que los planes de regulación nacen obsoletos a causa de unos procesos de aprobación de los mismos excesivamente lentos y rígidos. La posibilidad de desarrollar estrategias de participación a través de las emergentes redes sociales abriría una alternativa a los tradicionales procesos de participación ciudadana, actualmente incapaces de dar voz a las diversas demandas que constantemente se producen.

IX. La negociación como parte del proceso de proyecto se ha excluido de la formación académica. Los procesos de decisión que siguen los organismos de la administración pública constituyen un impedimento lo suficientemente desolador, y un factor suficientemente significativo como para que hayan sido apartados del aprendizaje básico de un arquitecto. En la capacidad para desarrollar la complejidad proyectual a través de los mecanismos de gestión burocráticos se encuentra una gran parte de nuestras posibilidades de éxito.

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