Sobre redes, prácticas emergentes y cambios de época*

por Paisaje Transversal

Atrevámonos a imaginar. Atrevámonos a pensar que otro mundo es posible. No solo a pensarlo, atrevámonos a construirlo. ¿Por dónde empezar? No es una tarea fácil, pero no por ello imposible. La inmensidad, la complejidad nos atenazan, nos paralizan, nos hacen pensar que una transformación altermundista no es posible. «Y sin embargo, se mueve». Esa (r)evolución en ciernes, tan ansiada como necesaria, ya está sucediendo. Tanto en lo micro, como en lo macro. En lo local y en lo global. En el barrio y en el Parlamento Europeo. Y aquí las nuevas plataformas surgidas al calor de Internet y los mecanismos de intercambio de conocimiento e información que estas están produciendo resultan esenciales. En los últimos tres años estamos siendo testigos de una oleada incesante de movilizaciones y una eclosión de organizaciones y movimientos sociales en todo el mundo. De Egipto a Nueva York, de Islandia a Brasil, pasando por Grecia, Turquía, México, Israel, Túnez, Rumania y, por supuesto, España. Millones de personas han salido a la calle para reivindicar sus derechos y reclamar más democracia y justicia social. Aunque cada protesta haya podido tener un origen más o menos local y algunas de ellas —las del barrio burgalés de Gamonal, Hamburgo o la Parque Gezi en Estambul— surgen en contestación a problemáticas urbanas muy concretas, la dimensión y las relaciones establecidas entre ellas a través de las redes permiten entender estas resistencias como una respuesta global, no solo a la crisis financiera sino también al sistema capitalista que la ha producido. Ahí está, sin ir más lejos, la consigna de «cambio global» bajo la que cientos de ciudades en todo el planeta salieron a la calle el 15 de octubre de 2011, como ejemplo más claro de esta realidad.

Pero esta miríada de protestas también ha venido acompañada de toda una prole de propuestas que permiten comenzar a confeccionar un escenario alternativo. Esta publicación recoge un buen muestrario de ellas, pero hay muchas más[1]. Iniciativas y proyectos que nacen precisamente de las nuevas posibilidades que ofrece la era digital y abarcan ámbitos diversos (cultura, política, urbanismo, territorio, medio ambiente, economía, etc.) pero con una tendencia a su hibridación o transversalización, que se valen de las posibilidades que ofrece las nuevas infraestructuras digitales tanto para viralizar y compartir conocimientos, como para crear comunidades en torno a los procesos.

No en vano, Internet y las redes sociales están posibilitando aprendizajes y solidaridades compartidos entre los movimientos e iniciativas de diferentes nacionalidades, para así multiplicar su efecto gracias a un uso intensivo de las nuevas herramientas digitales colaborativas y a las creativas estrategias de comunicación expandida que son capaces de desarrollar. De esta manera, los movimientos e iniciativas se articulan y contagian a través de las nuevas formas de comunicarse y relacionarse que estos medios permiten.

Por ello, sería un error interpretar esta proliferación de protestas y propuestas como un hecho espontáneo o exclusivamente ligado a una respuesta a las consecuencias que las crisis hayan podido tener en los distintos países. Es conveniente tomar perspectiva y tratar de entender la dimensión transcendental del momento en la que vivimos: un cambio de época. Internet, las redes sociales y las herramientas digitales están transformando la manera en la que nos comunicamos, informamos y relacionamos. También están cambiando las pautas de trabajo y de vida. Por no hablar de las estructuras familiares, en las que la referencia de autoridad paternal única ya no es tan clara ni unívoca. Todas estas situaciones están impulsando un profundo cambio en la sociedad desde múltiples perspectivas: cultural, social, urbana, ambiental, económica, política, etc.

Lejos de tratar de querer esgrimir un argumentario ciberoptimista, tampoco se pueden negar las posibilidades y disrupciones que Internet ha producido en la manera de hacer y entender la política. No se trata simplemente de un instrumento que nos permite hacer las cosas de siempre de manera más cómoda y sencilla. No se trata de un nuevo martillo con el que podemos clavar los clavos de siempre más rápido. Internet no es el Fax. Internet es una puerta a otra forma de relacionarse y vivir. Es un «invento» a la altura de otros hitos revolucionarios de la Historia de la humanidad, como la imprenta de Gutenberg o la máquina de vapor de Watt.

Para entender esta comparación hay que atender a cómo estos dos avances tecnológicos transformaron las relaciones socioeconómicas y la irrupción de nuevos agentes que estuvieron en el origen de las posteriores revoluciones (la francesa y la rusa). Si la imprenta de Gutenberg permitió la universalización del conocimiento y el surgimiento de la Ilustración, la máquina de vapor transformó las estructuras económicas, posibilitando el surgimiento de la clase obrera así como los movimientos y partidos en torno a esta. Internet está también alterando las relaciones de poder político desde las que están surgiendo nuevas formas de hacer y entender la política encaminadas a transformar radicalmente las relaciones y espacio de poder establecidos.

De esta manera, Internet nos permite recuperar, gracias a las posibilidades capacidad de compartir, colaborar y de movilizarse, el debate sobre lo común, superando la castrante dicotomía entre mercado y Estado. Y es precisamente ese nuevo escenario sociopolítico el que nos permite superar las lógicas decimonónicas que nos atenazaban para avanzar hacia estadios más emancipatorios y colaborativos.

Como ya sabemos el debate sobre el procomún (commons) y el P2P (peer-to-peer) han adquirido una transcendencia central a la hora pensar nuevos escenarios altermodernos[2]. Sin embargo, corremos el peligro de que todos estos debates y reflexiones no terminen de cristalizarse en un cambio estructural profundo. Ya sea por no conectar con las prácticas y aportarles herramientas para que sigan avanzando y amplificando sus efectos, o bien por caer presas de nuestros propios temores. Es por ello que a continuación se presentan una serie de ideas que nos permitan reflexionar y trabajar sobre este cambio de época en el que nos encontramos inmersos.

La escala temporal

«Vamos lento porque vamos lejos». Este ha sido uno de los grandes lemas que se han podido leer en las diferentes manifestaciones, mareas y acampadas en España durante los últimos tiempos. Se trata de una consigna que surge en reacción ante las críticas sobre la lentitud a la hora de conseguir los objetivos propuestos. Pero lo que pone de relieve es la confusión generalizada en la escala temporal a la hora de hacer una lectura de estos movimientos.

De esta manera se ha tratado de equiparar la velocidad de la transferencia de la información y de las redes telemática, con los tiempos de las dinámicas sociales y las transformaciones políticas. Si bien la unidad temporal básica de lo primero se mide en segundos incluso en milésimas de segundo, para lo segundo tenemos que ampliarla hasta los lustros o generaciones. Algunos autores[3] establecen que las grandes transformaciones sociales suelen tardar una generación en desarrollarse. Por lo cual los efectos de todo el proceso iniciado hace 4 años habrían de llegar dentro de una década, por ejemplo.

Procesos de hibridación

Hoy en día se están produciendo dos grandes procesos de mezcla de situaciones que hasta la irrupción de las redes digitales e internet no era posible, dando paso a realidades híbridas en las que las tradicionales dualidades o divisiones epistemológicas quedan superadas.

Por una parte la realidad que habitamos ha desbordado la dualidad entre digital y analógico. Hoy en día vivimos en un espacio híbrido que se configura como un bucle constante entre lo físico y lo digital. De esta manera, las dinámicas que se desarrollan en cada una de estas dos esferas tienen su influencia en la otra, permitiendo retroalimentaciones cruzadas que alteran nuestras pautas de vida y nuestras relaciones.

Por otra parte, la distinción entre la escala local y la global ya no está tan clara, las cuales están mutando en una lógica glocal que atiende a ambas a la vez. Estamos viendo cómo muchos procesos se comienzan a desarrollarse en una tensión entre lo hiperlocal y lo hiperglobal, que permite transcender la idea ecologista de «piensa global, actúa local», dando paso a otra nueva y complementaria como puede ser «piensa local y actúa global». 

En el último lustro se está tejiendo una red de nodos y situaciones hiperlocales repartidas por todo el planeta que poco a poco comienzan a establecer sus enlaces y relaciones a nivel hiperglobal. Estos enlaces actuarían conexiones neuronales de un gran cerebro colmena de proporciones planetarias, estableciendo paulatinamente canales y protocolos que permiten compartir información y transferir conocimiento desde una lógica P2P (peer-to-peer).

La cuestión es cómo hacer de esta red mundial un instrumento que permita construir una alternativa global al actual sistema capitalista. Para ello es necesario seguir creando vínculos entre los nodos o fortaleciendo los ya existentes, para que esa nebulosa de iniciativas locales poco a poco vaya solidificándose, de la misma manera que el carbono a cierta temperatura y presión se convierte en diamante.

Siguiendo con las metáforas químicas, es necesario mejorar también los mecanismos de deposición. Es decir, cómo podemos hacer que toda esa red que permanece en estado gaseoso pueda súbitamente pasar a estado sólido.

5 dicotomías para el cambio de época

Para finalizar, me gustaría hablar de cinco conceptos que considero que marcan la diferencia de este cambio de época en el que estamos inmersos. Estos han sido enunciados en forma de adversidades con la intención de explicitar la tensión y contraposición que suponen a las características del sistema actual.

Procesual vs objetual: La lógica procesual no preestablece un fin determinado ni un camino conocido para alcanzar un objetivo concreto, sino que este se va construyendo colectivamente dando la respuesta más eficaz que resulte en cada momento a las diferentes vicisitudes o conflictos que se puedan presentar. De esta manera, las transformaciones que están por venir serán producto más de metodología, herramientas y conocimientos situados, que a objetivos preestablecidos. Se trata de entender que los medios priman sobre los fines, y que las respuestas y los cambios se construirán de manera común atendiendo a lo que el movimiento del software libre denomina como Beta Permanente: aproximaciones sucesivas (versiones beta) a la versión definitiva desarrolladas a través de la inteligencia colectiva.

Cualitativo vs cuantitativo: La calidad frente a la cantidad. Los parámetros que atienden a situaciones más intangibles son los que comienzan a tomar relevancia, frente a las lógicas acumulativas. Conceptos como el buen vivir o el decrecimiento empiezan a marcar la pauta en un planeta en el que los recursos comienzan a escasear.

Subjetivo vs objetivo: El cambio provendrá a través de la participación, la creatividad social y lo cotidiano. Para ello tenemos que entender que lo cotidiano es político como motor de cambio y aprovechar el poder transformador de nuestras relaciones y redes de vida cotidiana. Fortalecer los nodos y los enlaces de los que hablábamos antes pasa también, por fortalecer nuestro vínculos subjetivos a través de los cultivando cuidados, afectos y emociones, aumentando nuestra inteligencia emocional.

Colaboración vs competición: El capitalismo ha basado su razón de ser no solo en la acumulación si no en la competición para lograrla. Pero a la hora de construir el común que define el cambio de época en el que estamos insertos la colaboración marca la pauta y está definiendo nuevas formas de consumos y productividad. De esta manera estamos viendo como cada vez surgen nuevas iniciativas dirigidas a compartir y colaborar, a participar en la construcción de proyectos comunitarios que permitan la mejora de la calidad de vida de la mayoría y no solo de unos pocos. Nuevas formas de decidir, hacer y ser que también hacen surgir nuevas palabras como el P2P (peer-to-peer), coworking, crowdfunding o el car sharing.

Red vs centro: Frente a las lógicas jerárquicas y centralizadoras de los sistemas de control y gestión capitalistas, podemos ver cómo comienzan a primar las lógicas distributivas y la idea de red como nuevo paradigma desde el que promover transformaciones. Nodos que se articulan a través de enlaces para dar formar a modelos sociales, políticos y territoriales alternativos.

Evidentemente, con estas ideas no se quiere establecer un marco conceptual definitivo, pero tal vez a través de ellas podamos empezar a construir y entender los nuevos imaginarios que nos permitan consolidar ese cambio de paradigma. Y aunque el futuro nunca será como lo habíamos imaginado, tenemos todo un mundo nuevo por ganar. Ítaca está la vuelta de la esquina.


[1] Existen numerosas plataformas y cartografías que recogen iniciativas, proyectos, procesos y prácticas alternativas. A nivel estatal podemos destacar, entre otras:

http://mapunto.net/

http://smartcitizens.cc/

http://arquitecturascolectivas.net/

http://viveroiniciativasciudadanas.net/wiki/iniciativas-ciudadanas/

[2]HARDT, Michael; NEGRI, Antonio: Commonwealth.Madrid. Ediciones Akal, 2011.

[3] VILLASANTE, Tomás R.: Redes de vida desbordantes. Fundamentos para el cambio desde la vida cotidiana. Madrid: Los Libros de la Catarata, 2014

* El texto «Redes, prácticas emergentes y cambios de época» escrito por Paisaje Transversal forma parte del séptimo capítulo«Espacios de intercambio» del libroESPACIOS Para la Innovación, la Creatividad y la Cultura, resultado del trabajo del equipo de investigación Econcult (Universitat de València) en el marco del proyecto europeo 3C4Incubators. La publicación analiza las relaciones que se dan entre el espacio como contexto y los procesos de innovación, activación de la creatividad y promoción cultural. El libro se presenta esta tarde en la I Jornada «Regenerar Espacios para la Innovación» que tendrá lgar en el espacio Intermediae de Matadero Madrid. Más información sobre el evento haciendo clic aquí.

Créditos de las imágenes:

Imagen 01:  Conexiones en red en Internet (fuente: www.microsoftinsider.es)

Imagen 02: Reivindicación vecinal en el barrio de Gamonal (fuente: www.blogs.publico.es)

Imagen 03: Vídeomapeo en streaming en Virgen de Begoña (fuente: Paisaje Transversal)

Imagen 04: Think Big, Think Beyond, Think Glocal (fuente: www.sidlaurea.com) Imagen 05: Índice de contenidos de la publicación ESPACIOS Para la Innovación, la Creatividad y la Cultura (fuente: Econcult)

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2 comentarios

Unknown 3 febrero, 2016 - 17:03

Aupa paisajistas!
Estando de acuerdo con la tesis general, hay dos cosas en el texto que me inquietan:

1. Las dicotomías, los vs, los binarismos, las disputas de hegemonías. Creo que precisamente el cambio de época, si es que es tal, debe venir de romper ese binarismo (heteropatriarcal), para proponer re-equilibrios, nuevas relaciones y mezcolanzas (queer), desde la diversidad y la abundancia. Hacen falta contrabandistas, mutantes, transgénero.

2. El tema de los avances tecnológico-reproductibles-industriales y el vínculo con lo emancipatorio-revolucionario. Tiro del hilo de esta afirmación: "la máquina de vapor transformó las estructuras económicas, posibilitando el surgimiento de la clase obrera así como los movimientos y partidos en torno a esta" Lo que posibilitó la máquina de Watt fue la indsutrailización-escalamiento del Capitalismo. La articulación obrera, el sindicalismo, etc., son reacciones frente, acciones defensivas (según la argumentación del post, podríamos llegar a pensar que más que por ejemplo a Marx o Kropotkin, el pensamiento comunista o libertario se lo debemos a Watt). Y esa misma derivada me lleva al internet hoy… Yo no soy tecnofóbico, pero tampoco podemos caer en el pensamiento ingenuo de que internet ha venido a emanciparnos y no a controlarnos, a contribuir a la dominación (hacerla más invisible pero más ferrea). Está claro que hay que saber sacar partido a lo que las TICs y las redes nos ofrecen como posibilidad, pero sin olvidar quienes son quienes actualmente controlan las redes y sus intereses, y que seguimos teniendo que dedicar gran parte del esfuerzo común a defendernos, a reaccionar (la mayoría de las veces además utilizando sus-las infraestructuras privativas para ello, en vez infraestructuras libres). Por eso es fundamental generar nuestros propios hitos-imaginarios, marcarnos (de verdad) nuestra propia agenda.

Paisaje Transversal 6 abril, 2016 - 13:08

Aupa Richi!

Antes de nada mila esker por el comentario y mil perdones por la tardanza en responder… estos tiempos de precariedad no nos dejan muchos ratos libres para cosas como esta… En fin, aquí van algunas reflexiones:

1.- Cierto. Efectivamente deberíamos de plantearnos sistemas de pensamientos que superen la lógica de las dicotomías, un poco en la línea de lo que plantea Edgar Morín a través del "pensamiento complejo". Lo cual, sin duda, está más próximo a la mezcla y otras nociones no heteropatriarcales de la construcción del conocimiento. No obstante, el interés era precisamente en visibilizar los dos anversos de la moneda, con vistas a tensionar la línea discursiva y también poner sobre la mesa la otredad que ha sido generalmente sepultada por el sistema actual.

2.- Evidentemente es una simplificación muy grande la que se hace, sin duda podríamos escribir tesis enteras sobre esa sucesión de ideas. No obstante, es un manera (un poco simplista tal vez, lo reconocemos) de poner el énfasis sobre la idea de cómo los cambios tecnológicos producen cambios en las estructuras sociales y en las relaciones entre seres humanos (sociales, económicas, etc.) y como en un estadio final esto produce alteraciones en las estructuras políticas y de poder. Sin entrar a valorar sobre los distitnas derivaciones de la aplicación de la tecnología o a la propia ideología de la misma (sobre lo cual también hay libros interesantes). Pero desde luego, totalmente de acuerdo y también sobre lo último que apuntas. Aunque ahí, no sabemos hasta qué punto es posible con tantos intereses y poders oponiéndose a esa agenda…

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