Por Carles Baiges Camprubí (@carlesbaiges)
A pesar del uso especulativo, al que muchas veces ha servido los últimos años, el urbanismo tiene como objetivo mejorar el hábitat de las personas. Pero, a menudo, el coste de las intervenciones relacionadas con esta disciplina puede ser prohibitivo para la mayoría de administraciones. Una solución tradicional ha sido utilizar estrategias de planeamiento con horizontes a largo plazo, pero estas pueden dificultar una respuesta rápida a los cambios sociales y económicos. En la última década, hemos visto una explosión de intervenciones iniciadas por la ciudadanía, lo que algunos académicos anglosajones bautizaron como tactical urbanism. Nos referimos a proyectos con distintos actores que se agrupan para llevar a cabo intervenciones de pequeña escala, bajo coste y a menudo temporales para mejorar su barrio. Estas iniciativas también se han intentado replicar, incorporar o incentivar desde las administraciones públicas, no siempre con los mismos resultados.
El tactical urbanism
Se utiliza la palabra «táctica», como una respuesta concreta en el campo de batalla, en contraposición al largo plazo de la «estrategia» de una guerra. Algunos huyen de estos nombres por su origen militar, tal como pasa por ejemplo con las guerriga gardening, grupos de personas que crean y mantienen espacios de vegetación en zonas abandonadas de la ciudad sin ningún tipo de permiso. Más allá de la polémica, el concepto es útil para agrupar una serie de intervenciones con elementos comunes:
– Una voluntad deliberada de cambio gradual.
– Un ofrecimiento de ideas locales para retos de planeamiento local.
– Compromiso a corto plazo y objetivos realistas.
– Bajo riesgo con posibilidad de grandes resultados.
– Desarrollo de un capital social entre la ciudadanía y la relación con instituciones públicas, privadas, ONGs,..
La oportunidad que ofrece el bajo coste.
Las intervenciones tácticas y temporales permiten a los técnicos proponer mejoras con un bajo riesgo. Janette Sadik-Kahn, encargada del departamento de transporte de la ciudad de Nueva York, explicó en la conferencia TEDCity2.0 algunos de los proyectos que lideró desde su cargo para conseguir que las calles de NYC fueran más amables para ciclistas y peatones. Ella y su equipo supieron ver el potencial de estas técnicas de bajo coste para implementar medidas que podrían ser muy impopulares, sobretodo entre los automovilistas, pero que podrían causar menos antipatía si parecian temporales.
«Los materiales temporales son parte importante de programa, porque nos permitían mostrar como funcionaba. […] Así si funcionaba para el tráfico, si era mejor para la movilidad, si era más seguro, mejor para los negocios, lo podríamos dejar, y si no funcionaba, ningún problema, lo dejaríamos todo tal como estaba, porque eran materiales temporales».
Incluso parece que hubiera una voluntad deliberada de cambiar el tema de discusión, que se quería evitar la polémica cambiando el foco de atención:
«Así que fuimos a la tienda y compramos centenares de tumbonas, y las pusimos en la calle. Y las tumbonas se convirtieron en el tema de discusión de la ciudad. Ya no era por que habíamos cerrado Broadway a los coches. Era sobre las tumbonas. […] Así que si tenéis que hacer un proyecto grande, controvertido, ¡pensad en tumbonas!»
A pesar de que el objetivo de esta intervención, disminuir el tráfico de los coches para mejorar la vida humana en las calles de Nueva York, es algo que cualquier urbanista progresista compartiría, el proyecto ignora una de las características del tactical urbanism: la participación ciudadana. Sigue siendo una iniciativa desde arriba y no se preguntó a la población que espacios había que intervenir o cómo hacerlo. Quizás porque un proceso participativo daría demasiada voz al descontento de los conductores.
La importancia del tiempo
Otro aspecto que podemos aprender del tactical urbanism es el tiempo. En el planeamiento urbano el tiempo juega un rol central. A menudo en planeamiento se dibujan líneas sabiendo que no se materializaran hasta dentro de 50 años. Y, si finalmente se acaban realizando, ¿qué ha pasado con estos barrios y sus habitantes durante todo este tiempo? Seguramente han sufrido toda clase de problemáticas: solares vacíos, edificios abandonados esperando ser derruidos, infraestructuras obsoletas o inexistentes,… Las intervenciones tácticas permiten obtener beneficios inmediatos, aunque sean más limitados.
«[DUMBO, en el distrito de Brooklyn de NYC]… es uno de nuestros primeros proyectos, donde cogimos un aparcamiento infrautilizado y lo reconvertimos en un fin de semana usando pintura y jardineras.
[…]
Nos movilizamos muy, muy rápidamente con pintura y materiales temporales. En vez de esperar años de estudios de planeamiento y modelos por ordenador para conseguir algo, lo hicimos realidad con pintura y materiales temporales.
[…]
Creo que la lección que nos da Nueva York es que es posible transformar tus calles rápidamente; no es caro, puede aportar beneficios inmediatos y puede ser bastante popular.»
El ritmo de la burocracia y la dependencia de otros departamentos municipales puede limitar la habilidad de la administración para realizar nuevos proyectos. El Pla Buits propuesto por el Ajuntament de Barcelona, de gestión más compleja que las intervenciones de NYC, no ha sido capaz de romper los tiempos de la administración. A pesar de que se conocía la existencia del plan desde principios del 2012, no fue hasta finales de julio que las bases del concurso se hicieron públicas. En mayo de 2013 se publicaron los proyectos seleccionados, pero la cesión oficial no se materializó hasta octubre de 2013. Esto supone casi dos años desde que algunos grupos ciudadanos empezaron a organizarse para reclamar el espacio, como el grupo próximo a los «indignados» de Recreant Cruïlles, que iniciaron su actividad a finales de 2011 y pudieron abrir su espacio el 25 de enero de 2014.
Esta lentitud contrasta con el calendario de proyectos parecidos, como Re-Gen Huesca, que empezó con un análisis participativo de los solares vacíos en mayo de 2012 y abrió su primera intervención en marzo de 2013, menos de un año después.
La implicación de la ciudadanía, un factor clave
Además de pensar en intervenciones rápidas y a corto plazo, es importante considerar la sostenibilidad en el tiempo. El proyecto de Huesca, a pesar de estar liderado por el ayuntamiento, consiguió incorporar vecinos y vecinas en la activación y mantenimiento de los espacios. De manera similar el proyecto Stalled Spaces de Glasgow creó una red de 200 voluntarios para encargarse de los espacios recuperados. En el caso de las intervenciones de NYC en vez de la población se llamó a los negocios de alrededor, que salen beneficiados con más clientes. En el extremo opuesto tenemos la iniciativa pionera de la ciudad de Zaragoza “Esto no es un solar”, que en un primer periodo consiguió convertir 14 solares en espacios públicos. A pesar del éxito y el acierto del proyecto, este dependía de un programa de ocupación, y durante el tiempo que éste no se volvió a convocar los espacios cayeron en el abandono y se vandalizaron ya que ninguna persona ni departamento o empresa municipal se sentía responsable de ellos.
Esta necesidad de compromiso ciudadano era clara para el grupo impulsor de Re-Gen Huesca. Como se puede ver en su Plan de Intervención se consideraron tres posibilidades: la primera sólo incluía la transformación de los espacios, la segunda añadía la participación y la tercera, además de la participación, tenía presente la coordinación con iniciativas existentes. Sabían que esta tercera opción tomaría más tiempo y recursos a corto plazo, pero que asegurarías u continuidad en el tiempo.
Una oportunidad de aprendizaje
Las administraciones tienen dos formas de acercarse positivamente a estas nuevas prácticas: dotándolas de un marco legal para que ellas mismas se desarrollen y promoviéndolas. En cualquier caso el peligro que corren es el de aplicar sólo algunas de las características del urbanismo táctico, olvidando las otras (en particular sus valores democráticos y de transformación), ya que parte de la ciudadanía puede entenderlo como una simple estetización o como una despreocupación de las obligaciones que exigen a sus gobiernos.
Carles Baiges Camprubí es arquitecto de la cooperativa LaCol y estudiante de Sociología Urbana en la Universiteit van Amsterdam
Otros artículos de Carles Baiges y LaCol: http://bit.ly/Lacol
Créditos de las imágenes:
Imagen 01: Portada del libro Tactical Urbanism de Mike Lydon y Anthony Garcia (fuente: Mike Lydon)
Imagen 02: Times Square (fuente: flickr: Andy Schultz)
Imagen 03: Jornada de inauguración del espacio Germanetes por Recreant Cruïlles (fuente: LaCol)
Imagen 04: Estudio alternativas Re-Gen Huesca 2012 (fuente: Re-Gen Huesca)