Paisaje y resiliencia para hacer frente a las inundaciones

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Proyectos de aldayjover, arquitectura y paisaje por Aldayjover

Planta del parque del meandro Aranzadi (Fuente: Aldayjover)

Zuera fue la primera experiencia con la inundación. Totalmente innovador en su momento en el hecho de dibujar la inundación y utilizarla para conformar el espacio público en convivencia con ella.

Después del Parque del Agua de Zaragoza, que también consolidó la idea pero tenía tantas otras cosas que tal vez lo hacen menos evidente, en el Parque de Aranzadi volvió a ser el tema principal y evolucionó la idea: No solo se convive con las dinámicas fluviales ensanchando el bosque de ribera sino que, mediante un minucioso análisis de la topografía y de la historia del meandro, se decide ceder temporalmente al río una orla interior en convivencia absoluta con usos lúdicos y de descanso el resto de días del año que no está ocupado por agua.

Actualmente, en el despacho se sigue trabajando en la evolución del concepto en dos proyectos internacionales que incorporan una capa histórica y otra social/cultural de gran impacto respectivamente.

Parque del meandro Aranzadi en Pamplona

Planta del parque del meandro Aranzadi (Fuente: Aldayjover)

El meandro de Aranzadi, como tantos otros meandros, es el producto de la doble acción de las aguas y la progresiva ocupación humana a lo largo de los siglos a través de la agricultura. Durante miles de años, las dinámicas del río han ido creando suelos ricos, vegetación y ecosistemas naturales que el hombre ha aprovechado. La intensificación de la explotación agrícola ha dado pie a relaciones simbióticas unas veces, y relaciones conflictivas otras. La naturaleza variable de los volúmenes de agua y de los trazados de los cauces son el origen de la fertilidad y la complejidad ecológica de los espacios de ribera.

Sin embargo, la variabilidad, el carácter incontrolable de las dinámicas fluviales y, en concreto, de la las inundaciones, han sido percibidos también como amenaza. Esta relación conflictiva entre dependencia y defensa se produce desde hace milenios en los entornos urbanos y agrícolas. La contradicción entre fertilidad y seguridad, depósito y defensa, estacionalidad de la cosecha e el carácter impredecible de la crecida, genera múltiples situaciones físicas en los entornos fluviales.

Cartografía de la inundación (Fuente: Aldayjover)

En el meandro de Aranzadi la inteligencia “soft”, centenaria, de filtrar las avenidas y sus sólidos arrastrados (piedras, troncos, basuras…) a través de los setos que dividen las parcelas se combina con la urgencia “hard” de la defensa radical de los diques que tratan de negar las dinámicas fluviales y la fertilidad de los depósitos de limos regalados por el rio. A lo largo de siglos, incluso la topografía ha ido cambiando y la playa fluvial ha visto remontada su cota hasta acabar siendo un punto alto en el meandro, encajonando un cauce convertido en canal. Un canal que la energía del río ahonda más y más en un progresivo enclavamiento.

En estas circunstancias, el Parque de Aranzadi mantiene buena parte de la huerta secular que lo ha humanizado, patrimonio físico y cultural de Pamplona, y a la vez genera espacios para el río y sus dinámicas, y para el ciudadano, que accede a este patrimonio oculto de la ciudad.

Imagen del proyecto final, huerta secular (Fuente: Aldayjover)

La topografía encontrada en el meandro permitió adivinar un río interior que el proyecto formaliza y da coherencia, incorporando las dinámicas fluviales al espacio público. A esta banda paralela al rio, a cota más baja que la orilla, se le da conexión aguas arriba y aguas abajo, creando un segundo cauce temporal. Así, este espacio, el Bosque de Crecida, incorpora las dinámicas naturales del río en lo que se convierte en un espacio público urbano. Tras la Recuperación de las Riberas del río Gallego en Zuera y el Parque del Agua en Zaragoza, el Parque de Aranzadi da un paso fundamental en el proceso de convertir la inundación en parte del espacio público urbano. El territorio del río es un territorio compartido, 350 días para el ciudadano (por tanto asumido como uno de los espacios de la ciudad), 15 días para el río (suficientes para generar una ecología singular), y 365 días al año para la vegetación, la fauna y las aguas de escorrentía.

Secciones del terreno del parque (Fuente: Aldayjover)

La fuerte antropización del meandro de Aranzadi no se aprecia sólo en la topografía y la agricultura, sino también en la edificación. Entre una mayoría de terrenos dedicados a la huerta aparecen diferentes construcciones informales, destinadas a vivienda privada y en relación con los terrenos productivos adyacentes. Este es el caso de la Casa Gurbindo, edificio destinado a la construcción del nuevo Centro de Interpretación de la agricultura, por su ubicación en el perímetro de huertas y su contacto directo con las mismas, que refuerza e intensifica los objetivos del Parque.

Un edificio agrícola más, insertado en la huerta, construido con policarbonatos y cubiertas móviles como las de los invernaderos cercanos, y sistemas de ahorro energético pasivos como la geotermia. Las naves están levantadas del terreno para resguardarse de la inundación, semiocultas tras los muros de piedra existentes, y ancladas al meandro a través del antiguo casón, Casa Gurbindo, ahora limpio de añadidos y transformado en espacio expositivo.

Imagen de antes y después de la realización del proyecto (Fuente: Aldayjover)

Recuperación de las Riberas del río Gállego en Zuera

Tres necesidades son los detonantes de la recuperación de las riberas del río Gállego a su paso por Zuera, por un lado los problemas de seguridad física de la parte sur de su casco urbano, atacada perpendicularmente por el río, por otro el recuperar la conexión con el río interrumpida por dos escombreras, y, finalmente, el deseo de contar con una plaza de toros permanente.

Imagen aérea del proyecto del parque de las Riberas del río Gállego (Fuente: Aldayjover)

La fachada Este de Zuera se estructura en tres terrazas sin conexiones entre ellas, el casco urbano, ofreciendo sus traseras, con un borde formado por vertidos de escombros como sistema de crecimiento y defensa respecto al río, a diez metros sobre la cota habitual de éste; una terraza intermedia, ganada al río mediante el vertido de 5 a 7 metros de espesor de escombros, completamente yerma; y la terraza del río, ocupada por un bosque de ribera (“soto”) en buenas condiciones. El río Gállego apenas está regulado, con lo que varias veces al año se desborda con enorme fuerza e inunda completamente el soto, hasta casi alcanzar la terraza intermedia.

Además del tratamiento del espacio público, el proyecto contempla aspectos hidráulicos (calidad de las aguas, protección del casco, mejora del cauce), ecológicos (sellado de vertidos, restauración del corredor verde) y de ordenación urbana (nuevos viales y dos plazas de conexión desde el casco, ordenación de la nueva fachada edificada, incorporación del río como elemento de estructura urbana).

Cartografía del proceso de la inundación (Fuente: Aldayjover)

El exiguo presupuesto (13,70 €/m2), empleado en buena parte en aspectos no visibles (saneamiento de terrenos, recomposición topográfica para conectar las terrazas y crear una calle, o construir el colector general que atraviesa todo el ámbito), obliga a concentrar las intervenciones y acometerlas austeramente.

Sobre la escombrera superior, en el borde del casco, se traza un paseo de traza ondulada, remansos y recorrido lento al borde del río, desde el que se desciende, ahora suavemente, hasta la terraza intermedia. En ésta, ante la aridez de los suelos, los acopios de tierra vegetal almacenados durante años se mantienen con leves correcciones y se plantan, formando recorridos marcados por delgadas alfombras de hormigón que concentran la iluminación y estructuran la terraza, y de las que cuelgan superficies de juegos pavimentadas.

La plaza de toros, para una villa de 6.000 habitantes y una semana de fiestas al año, se entiende como un elemento del parque, preparado para corridas, verbenas, conciertos y deportes, pero también para tomar el sol, reunirse en grupos y contemplar el río y su vegetación. Se excava en el extremo de la escombrera, un espacio cóncavo, incrustado en el talud convexo, que relaciona la terraza intermedia con el soto de ribera. El graderío crece en helicoide, adaptado a las rasantes y apoyado en el talud de la excavación. El público llega por arriba, con el sol a la espalda, y encuentra un vacío abierto al río. Reses y toreros acceden desde el soto, a cuyo nivel se sitúan los corrales y el ruedo, que se inundará periódicamente hasta cubrir el muro de arranque del graderío. La barrera, montantes y tablones, y las tablas de la barandilla se montan para las corridas y se desmontan para el resto del año, dejando entrar y salir el agua. Una vez retirada la avenida, los corrales, ligeramente más bajos que el ruedo, permanecerán como estanques hasta la bajada del nivel freático.

Imagen de la plaza de toros del parque inundada, y en uso durante las fiestas del pueblo (Fuente: Aldayjover)

El segundo elemento construido es una pasarela sobre un antiguo ramal del río, recuperado como canal navegable, que da acceso a un pequeño observatorio, aula de naturaleza para los programas de educación ambiental municipales. Se construye como las acequias de los campos vecinos, una “U” de hormigón sobre muros transversales que ofrecen un canto mínimo a la dirección del agua de las avenidas. Aquí se quiebra para que actúe como gárgola que desagua toda la terraza intermedia sobre el canal. Los laterales se taladran dotándolos de cierta permeabilidad al agua en crecidas extraordinarias y al sol en la visión a contraluz.

En el soto se restauran algunas partes, se forman filtros vegetales para laminar las avenidas, se mejora el drenaje natural restaurando los escorrederos y se aprovechan algunos caminos, cerrando otros, para incorporarlo a los recorridos del parque y la ciudad. Se construyen pequeños puentes sobre los escorrederos (una plancha de hormigón con dos pretiles laterales para sentarse) y se colocan bancos bajo árboles singulares o junto al cauce. Cuando se producen las avenidas, en invierno y primavera, el soto se inunda, toma el aspecto de un gran manglar, se irriga para el verano y va variando el perfil del parque en una lenta retirada.

Graderío y tratamiento del terreno en el parque de las Riberas del río Gállego (Fuente: Aldayjover)

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