Las grandes urbes aparecen, casi siempre, como relatos paradigmáticos de las grandes transformaciones urbanas. Pensemos en cómo Madrid Río ha atraído de nuevo a especies que habían desaparecido de la ciudad al tiempo que anticipa el proyecto del Bosque Metropolitano, cómo las Superilles de Barcelona han permitido recuperar la calle como espacio de paseo y juego, cómo las repeatonalización de Manhattan ha convertido Times Square en una enorme plaza o cómo la transformación de la movilidad activa a través de la bicicleta en París ha cambiado la imagen de sus calles por completo. Todos son ejemplos de ciudades que transitan hacia modelos más amables y más habitables.
El caso de las ciudades intermedias
El dinamismo cultural y económico de las grandes ciudades propicia una constante atracción de población como destino en la búsqueda de mejores perspectivas laborales. Este flujo de población siempre es a costa de otras ciudades más pequeñas. En concepto de la España vaciada es una muestra de ello, y afecta no sólo a núcleos rurales, sino también a ciudades intermedias, que ven en la pérdida de población un riesgo para su futuro.
¿Cómo puede la planificación urbana integral ayudar a retener población en las ciudades intermedias y crear oportunidades de futuro para la juventud en un escenario multicrisis y «no future»? Las urbes pequeñas e intermedias están en disposición ofrecer nuevas estrategias integradas para generar nuevas oportunidades y permitir a los jóvenes disponer de un futuro allí.
Así, el actual contexto que ha propiciado elaboración de las Agendas Urbanas Locales ha posibilitado que este tipo de ciudades definan documentos clave con las que exponer y desarrollar una visión de ciudad a medio –una década– o largo plazo. Ello ha propiciado que se redacten estrategias urbanas que consideren no sólo la realidad del día a día, sino que ha permitido diseñar conjuntamente un futuro mejor.
De este modo, la elaboración de los Planes de Acción Local de la Agenda Urbana ha dado un poco de esperanza en este panorama incierto, al recoger actuaciones y proyectos concretos que hagan posible dar oportunidades y «retener» población, al tiempo que confronta los grandes retos globales por enmarcarse dentro de los Objetivos del Desarrollo Sostenible propuestos por la ONU.
El caso de Santander: antecedentes para un modelo de ciudad
En este contexto, Santander, como otras muchas ciudades intermedias del país, también ha visto cómo su población envejecía debido a que los más jóvenes migran buscando mejores condiciones de trabajo. Ante eso, Santander ha generado un modelo de ciudad cuto principal objetivo es el de establecer una visión urbana en un considerable largo plazo, el año 2055. Una idea que va más allá de los tiempos marcados para las AUL y que no asume un excesivo crecimiento de población –que, a su vez, provoca el consumo y urbanización del territorio– como único planteamiento urbano, sino que al tiempo ofrece un desarrollo urbano que atendienda a la realidad existente.
Este objetivo ya estaba en la Ley de Cantabria 5/2022, del 15 de julio, de Ordenación del Territorio y Urbanismo de Cantabria, que demandaba la definición de ese Modelo de ciudad. Es decir, la definición de un documento estratégico que marque grandes líneas estratégicas y enfoque el futuro de un municipio a largo plazo a partir de una serie de directrices, propuestas, criterios, intenciones y objetivos que, posteriormente, el Plan General debe dar forma y tramitar.
En ese sentido, cabe recordar que Santander había comenzado en 2020 con un proceso de consulta ciudadana, #ParticipaPGS, del que formamos parte Paisaje Transversal y cuyo objetivo era el de conocer cuáles son las necesidades concretas de la población a fin de establecer una serie de propuestas que se desarrollarían como base para el modelo de ciudad.
De Participa PGS al Modelo de Ciudad
Con eso, y ya en verano de 2021, se convocó un concurso de ideas para la selección del equipo redactor del Modelo de ciudad Santander 2055.
Este concurso contó con un jurado internacional de amplia trayectoria en los objetivos perseguidos:
- Belinda Tato, arquitecta cofundadora de Ecosistema Urbano y profesora de Arquitectura del Paisaje en la Universidad de Harvard.
- Carlos Moreno, científico franco-colombiano e impulsor teórico de la idea de la ciudad de 15 minutos en París
- José María García-Pablos Ripoll, arquitecto y profesor de Urbanística en la Universidad Europea de Madrid.
- Zaida Muxí, arquitecta y profesora de la ETS de Arquitectura de Barcelona, referente por su visión sobre el urbanismo y el espacio público desde la perspectiva de inclusión y género.
- Pere Macias i Arau, doctor en Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos, profesor en la Universidad Politécnica de Cataluña, consultor de gobernanza de infraestructuras y planificación y consejero de Medio Ambiente y Política Territorial y Obras Públicas en la Generalitat de Cataluña entre 1996 y 2001.
- Jorge Pérez Jaramillo, arquitecto colombiano, asesor del gobernador del Departamento de Antioquia en Planeación y Hábitat y director de Planeación de Medellín entre 2012 y 2015.
- Sonia Puente Landázuri, arquitecta, exdecana del Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias y actual directora general de Urbanismo y Ordenación del Territorio del Principado de Asturias.
- Antonio Bezanilla Cacicedo, Director General de Urbanismo del Ayuntamiento de Santander.
Urbanismo regenerativo: urbanismo para el futuro de las ciudades
El jurado escogió el proyecto que desarrollamos en colaboración Paisaje Transversal y LandLab, empresa dirigida por Miriam García y con un largo compromiso por la arquitectura sostenible y la regeneración adaptativa de paisajes, además de un profundo conocimiento de la ciudad y la región. Se reconoció así una apuesta y un compromiso con el futuro de la planificación urbana, apostando como base de la propuesta por el urbanismo regenerativo: un modelo abierto en el que, a partir de la innovación y la participación ciudadana, se prepara la adaptación del territorio y sus condiciones ecológicas, económicas y sociales para los distintos escenarios por llegar.
El urbanismo regenerativo busca devolver el equilibrio al territorio urbano, diseñando sistemas que permitan su adaptación y transformación, pasando de un modelo lineal y extractivo a otro circular y regenerativo. Supone un cambio de los modelos ecológicos, económicos y sociales sobre los que se han desarrollado las ciudades y define sistemas que no consuman los recursos disponibles, sino que generen otros que aseguren la compatibilidad entre la prosperidad económica y social y la naturaleza.
En un momento crítico para nuestras sociedades y ciudades, es una propuesta consciente de los límites, las necesidades y las oportunidades, que ayuda a la cohesión social y está conectada con la ciudadanía a través de una metodología de innovación participativa desde la pequeña escala: el lean urbanism, una forma de gobernanza que se articula desde los barrios y favorece la participación para resolver los problemas cotidianos con las estrategias que tienen alcance en toda la ciudad.