por zoohaus
Participamos en este debate ofreciéndoos una reflexión sobre algunos de nuestros proyectos. A través de ellos hemos intentado proponer una ciudad más “sostenible”, aunque, como ya empezamos a estar muy cansados del término, casi preferimos decir más justa, más equilibrada, más natural, más participativa… El hilo argumental representa, para nosotros, algunos de los modos en los que los arquitectos podemos influir en una cierta “ecologización” (en el mejor sentido de la palabra) de la ciudad futura: desde la teoría (más abstracta), hasta la acción (más callejera) y el diseño (más participado). Para nosotros han sido probetas de las que hemos aprendido mucho y de las que pensamos continuar aprendiendo gracias a vuestras críticas y comentarios.
Ahí van: una teoría aplicada, una acción y un objeto.
UNA TEORÍA APLICADA:
LAS CINCO CONDICIONES de EUROPAN 9
En 2007 comenzamos a reunirnos, durante un mes, de 10 a 20 personas, todas las tardes a partir de las ocho. Hablábamos de cómo nos gustaría que fuese la ciudad. De aquellas veladas de conversación salieron las Cinco Condiciones, una propuesta teórica que se aplicó a dos solares sugeridos en el concurso Europan 9, absolutamente antagónicos, localizados en Noruega (Lillestrom) y en Portugal (Loures).
Establecimos, así, cinco nuevos puntos sobre los que se basarían nuestras intervenciones:
1-Principio de no saturación: creemos que uno de los problemas inherentes al procedimiento de conformación de la ciudad actual es su rígida planificación, su tendencia al monolitismo y por tanto incapacidad de evolucionar. Si consideramos el modelo existente como erróneo en muchas de sus premisas, o, al menos, incompleto en muchas otras: ¿no deberíamos partir de una situación que permita ciertas transformaciones?
No existirá un día de inauguración, o cada día se inaugurará algo nuevo. Los usos serán aditivos, negociados, cambiantes. Las normativas serán adaptables y se construirán entre todos. La ciudad se compondrá de infraestructuras, y a partir de ellas se desarrollará. Nunca estará acabada, siempre permanecerá en crisis y susceptible de nuevas transformaciones.
2-Red de espacios aprogramáticos: como base para esta nueva flexibilidad, se establece un nuevo programa, caracterizado por ser definido a través de la decisión de sus futuros usuarios y por incluir, en algún momento, a una naturaleza sin domesticar. Serán lugares libres de diseño previo, abiertos a la imaginación; en ellos todo es posible y de ellos todo se puede esperar. De su activación dependerá una forma y complexión urbana cambiante y diversa.
Hablamos, por ejemplo, del aprovechamiento de lugares sin uso, de su posible expropiación temporal y ocupación vecinal. De espacios “perdidos” que gocen de cierta protección, a modo de los descampados que propone Lara Almárcegui, en los que la naturaleza negocia con el hombre de igual a igual. De establecer funciones de breve (casi horaria) temporalidad. De lugares que se hacen útiles a través de objetos no permanentes, variables.
3-Re-evolución urbana: toda nueva actuación debe considerar su punto de partida en el medio existente. No se destruye, no se crea, sino que se cría a partir de lo encontrado. El trabajo con las preexistencias se concibe como fundamental. Las evoluciones futuras se plantearán como implosiones regeneradoras de antiguos tejidos. Se trata de coser periferias, detener o redensificar extensiones, ahorrar energías y reutilizar lo existente. Los medios de construcción serán reversibles, la ciudad resultante acumulará toda su historia, mejorará sus sistemas, se constituirá como resultado de una superposición de etapas.
4-Permeabilidad: una ciudad permeable por accesible, abierta, paseable, penetrable físicamente, sin espacios prohibidos para nadie. Una ciudad transparente en su constitución, participativa en su construcción. Una ciudad porosa para la naturaleza: capaz de ser atravesada por la lluvia y de interaccionar con el medio que la rodea.
5-Simetría de densidades: creemos que la planificación urbana actual beneficia al espacio privado. No hablamos de cantidades, si no de calidades. Reivindicamos que la calidad del espacio público equivalga a la del espacio privado en cuanto a densidad de acciones, representatividad, utilidad, mezcla de usos, rentabilidad. Creemos que el nuevo espacio público debe estar menos jerarquizado y, además, poder ser autoconstruido por sus habitantes.