CIUDAD Y SOSTENIBILIDAD UNA TEORÍA APLICADA, UNA ACCIÓN Y UN OBJETO (ii)

por Ramiro

por zoohaus

UNA ACCIÓN:

+SU ÚLTIMA VOLUNTAD+ , la puesta en práctica de la red de espacios aprogramáticos

En noviembre de 2008, la inminente demolición de la piscina y el mercado de la Cebada en el barrio de La Latina de Madrid nos inquietó. Sabíamos que el solar permanecería vacío y sin ningún uso durante un tiempo indeterminado por falta de presupuesto municipal. De ahí nació +Su última voluntad+. Se trataba de poner en práctica la red de espacios aprogramáticos de los que hablábamos en las Cinco Condiciones, contextualizando la iniciativa, en un primer momento, a la ciudad de Madrid, y en una situación de crisis económica como la actual.

1-El concepto de activo inutilizado:

Los espacios sin uso (solares, construcciones paradas, edificaciones privadas o dotaciones públicas) son activos no rentabilizados por la ciudad. En una situación de crisis, y ante la incapacidad municipal de generar dotaciones y otros servicios en áreas infraequipadas, creemos que se vuelve absolutamente lícito y conveniente el capacitar a los ciudadanos para que puedan hacer uso de ellos con libertad. Para nosotros, si no se utilizan, es que han muerto.

clip_image002

2-Las herramientas de comunicación: información participativa.

Para que estos solares resulten accesibles, creemos imprescindible el hacer pública su existencia, de una manera cooperativa y abierta. Con este fin se confecciona el meipi +Su última voluntad+, donde se recogen estos lugares a lo largo y ancho del territorio español. Os invitamos a todos a colaborar y reivindicar aquellos que conozcáis. Con ese objetivo de ampliar esta información, se elabora la web www.suultimavoluntad.com

3-La acción como premisa: para este proyecto, cada decisión tomada debía transformarse en acción lo más rápidamente posible. De este modo, las mismas reuniones se realizaban en la calle, en torno a solares y espacios vacíos de Madrid, acompañadas de pegadas de carteles, información a los transeúntes, pequeños eventos de reivindicación.

4-El experimento de Gijón: en agosto de 2009, durante el SummerLab de Laboral en Gijón, decidimos poner a disposición de los artistas participantes en el encuentro varios solares y edificios vacíos de la ciudad. Se trataba de experimentar a una escala menor (con un colectivo restringido y en unos solares muy determinados) el funcionamiento de la red de espacios aprogramáticos. A lo largo de una ruta en bici (ver mapa), se realizó la marcación de estos solares mediante placas identificativas, se experimentaron las transformaciones que los artistas habían realizado en algunos de los solares, se plantó un pequeño huerto, se celebró un pic-nic de alimentos recuperados de las áreas de desechos de mercasturias, una proyección interactiva… La experiencia fue todo un éxito.

  clip_image002[5]

5-El futuro: ejemplos como estonoesunsolar, en Zaragoza, estaesunaplaza y Tabacalera, en Madrid y muchas otras cesiones de espacios sin uso a colectividades ciudadanas nos hacen pensar que tal vez en su desarrollo resida nuestra ansiada red de espacios aprogramáticos.

O tal vez el futuro se acerque más al modelo vienés, que da lugar a usos múltiples y transitorios de solares vacíos en el centro de la ciudad, solicitados y promovidos por los ciudadanos gracias a la gestión de un departamento municipal establecido para ello.

O tal vez haya que repensarlo todo otra vez…

 

Y UN OBJETO:

LA HUCHA DE LOS DESEOS, el rediseño de la participación

En el verano de 2009, Madrid Abierto nos ofreció colaborar con la artista Susanne Bosch como equipo de diseño y producción de su proyecto Hucha de Deseos. Se trataba de proyectar un buzón en el que los habitantes del barrio de La Latina (se cerraba el ciclo, ¡casualidad!) pudieran depositar antiguas pesetas y también sus aspiraciones para el vecindario. Finalizado el plazo de 4 meses, se recogería la cantidad recaudada y todos decidirían en una asamblea conjunta a qué deseo de los depositados se destinaba el dinero.

1-Rediseñar la participación.

Creemos que el modo en el que los habitantes influyen en la construcción de la ciudad debe ser rediseñado, y la hucha es un ejemplo de ello. Si lo pensamos un momento, no existen muchos objetos planteados específicamente con la finalidad de promover la participación y actuar como mediadores en la toma de decisiones sobre la ciudad.

Su cualidad de intermediario exigía un cierto nivel de interactividad con el usuario; además, debía hacer muy visible esa capacidad de intervención que se otorgaba a los vecinos; por otra parte, nos interesaba el que fuera confeccionada a partir de objetos reutilizados: se utilizó un antiguo contenedor de reciclaje de vidrio.

  clip_image002[7]

2-Proceso cooperativo y de asimilación:

La hucha reafirmó nuestra creencia en la necesidad de cooperación a la hora de diseñar todo aquello que tendrá un uso colectivo. Lo decimos no sólo porque en su producción colaboraron muchas personas, dentro del equipo de Zoohaus, que ofrecieron sus opiniones, su ayuda, sus manos y sus voces; también porque, una vez en la calle, la hucha quedaba expuesta (para bien y para mal) a las ocurrencias de los viandantes.

La ciudadanía madrileña no parece estar muy acostumbrada a un mobiliario urbano algo más complejo de lo habitual: que se ilumina, graba, habla, y al que puede golpear y dañar con relativa facilidad (ver vídeos). En un principio, se hizo necesario formar parejas de “inspectores” que la revisaban cada tarde, enviaban sus informes de daños por mail o a través de blogs y se coordinaban entre sí para arreglar las averías. Algunos no pertenecían a Zoohaus, eran voluntarios externos: ciudadanos que ofrecían su tiempo desinteresadamente. Mientras que en las primeras semanas los desperfectos iban en aumento cada día, llegó un momento en el que la cantidad de incidentes se estabilizó: creemos que, poco a poco, los transeúntes se habían acostumbrado a su presencia, habían entendido que Rosario (pues por ese nombre era ya conocida) no sólo les pertenecía sino que, además, les representaba.

 

3-La mascotización:

La hucha se convierte en un objeto icónico y querido, el barrio la echa tanto en falta que en la asamblea que cierra el proceso del proyecto se decide destinar parte del dinero recaudado a un nuevo receptáculo de carácter permanente. El nuevo buzón, que servirá para continuar recogiendo deseos de los vecinos, se instalará en el mismo lugar en el que había permanecido la Hucha de los Deseos durante esos cuatro meses, honrando su recuerdo. Observamos la marcha de nuestra amada Rosario con lágrimas en los ojos y la promesa de que volverá, volverá…

clip_image002[9]

Artículos relacionados

Deja un comentario