#HarineraZGZ: Imaginacción o cómo idear propuestas desde la creatividad colectiva

por Paisaje Transversal

El pasado 8 de noviembre se celebró la Imaginacción, el primer taller participativo del proceso #HarineraZGZ. La actividad se desarrolló durante una jornada completa -en horario de mañana y tarde- dividida en dos bloques: una visita guiada al futuro espacio creativo Harinera, y una segunda parte para la realización de las dinámicas participativas en el IES Pablo Gargallo.

La expectación sobre el edificio se hizo notable desde primera hora, cuando medio centenar de personas inició el recorrido por las cuatro plantas de la antigua fábrica de harina de San José. Para comenzar, la Asociación de Vecinos de San José explicó el proceso de reivindicación sobre el espacio que vienen impulsando desde el cese de la actividad fabril en 2001. Posteriormente, se dio paso a Teófilo Martín, quien guió a la comitiva por las distintas estancias del edificio. Teófilo Martín es el arquitecto de la rehabilitación general del edificio y del proyecto para la reforma de las plantas baja y sótano -cuya obra está pendiente de ejecución.

Llegados a este punto, conviene aclarar algunas cuestiones sobre el estado actual de Harinera. El edificio aún no ha sido completamente rehabilitado. Hace unos años se realizó una rehabilitación general del mismo a nivel de estructura, aislamiento (principalmente en relación al ruido), obras en el tejado, etc., sin embargo, todavía no está acondicionado como es debido para albergar actividades. 

Las obras de rehabilitación se realizarán por plantas, y de momento se van a ejecutar las correspondientes al sótano y a la planta baja, que darán comienzo en diciembre. Posteriormente, está planteada la realización de las obras de las tres plantas restantes; aunque no se sabe aun cuando y como serán, se prevé que estas dudas se esclarezcan los próximos meses.

Así, el resultado del proceso #HarineraZGZ va a determinar los usos y programas para las cuatro plantas, previamente al inicio de las obras de rehabilitación de las mismas, de modo que primero se pensarán los usos y después se realizarán las obras. De hecho, Teófilo Martín está participando activamente en el proceso para adaptar el proyecto de reforma de la planta baja a las decisiones que se tomen durante este proceso, por lo que la participación condicionará el proyecto arquitectónico y no al revés. 

Participación lúdica para determinar usos y programas

Una vez concluida la visita, nos trasladamos hasta el IES Pablo Gargallo para dar comienzo a las tres dinámicas participativas para idear usos y programas, así como diseñar posibles estrategias de intervención-apropiación de las distintas estancias y las primeras aproximaciones a la imagen gráfica del espacio creativo Harinera.

Estas actividades fueron diseñadas en consonancia con los objetivos del espacio, consensuados previamente con el grupo motor, y el Documento marco; los cuales establecen el carácter y las líneas de trabajo para Harinera. Tenían claro enfoque lúdico y creativo, y estaban dirigidas tanto a pensar en común, como a «mancharse las manos» colaborativamente.

Dinámica sobre usos y programas

Durante la semana previa a la Imaginacción, se recogieron propuestas de usos y programas a través de una encuesta digital disponible en el blog del proceso #HarineraZGZ. En total se recibieron más de 60 propuestas de muy diversa índole y grado de concreción: algunas eran ideas sueltas y otras, en cambio, ya tenían una definición muy exhaustiva. Todas ellas se colocaron en 6 paneles diferentes que se clasificaron, no tanto por el tipo de actividad, sino por ciertas categorías más generales que permitieran un agrupamiento más transversal. Éstas fueron: «Multitud», «Manchar», «Silencio», «Ruido», «Sentados» y «Amplitud». Algunas de las ideas recibidas se sintetizaron, las más completas y detalladas, en cambio, sirvieron para rellenar unas fichas de actividades. 

Como primer paso, se solicitó que todo el mundo aportara nuevas ideas funcionales y de programa, escribiéndolas en pósits y colocándolas en cada uno de los paneles, según la variable que consideraran más determinante. Una vez completados, se dividió a la gente en seis grupos para que trabajasen estas ideas y rellenasen más fichas de actividades.

Con esta actividad se perseguían dos objetivos. Por una parte, que la gente trabajara en grupo evaluando las ideas, dejando de lado los personalismos y trabajando en pos de un proyecto común. Por otra, se trataba de que los grupos pudieran ser creativos a la hora de mezclar ideas y actividades, para que las propuestas se pudieran ajustar a los objetivos y el marco predeterminados. Para ello, se estableció una matriz con preguntas basadas en los objetivos del espacio, consensuados por el grupo motor, mediante la cual se quería trabajar la transformación de las propuestas que en principio no tendrían cabida en Harinera, en unas que sí cumplieran los requisitos establecidos (como ya hemos comentado en más de una ocasión, este proceso tiene límites y objetivos bien definidos). De esta manera, la idea inicial «biblioteca» se transformaba en un espacio de intercambio de libros y otros tipos de productos o servicios. El programa «cafetería» se transformaba en un espacio para relación y lectura, dando paso a una «cafebrería», por ejemplo.

En última instancia, se pretendía generar un espacio de aprendizaje y capacitación, un entrenamiento, que permitiera que la gente pudiera trabajar situaciones que la futura Mesa de usuarios va a tener que afrontar en el futuro, cuando reciba propuestas para desarrollar en Harinera. Además, también fue un ejercicio para empezar a tomar consciencia de lo que significa trabajar en común, superando egos e individualismos. 

Los resultados de esta dinámica fueron muy positivos, tanto por la parte propositiva, como por las reacciones que suscitó. Si bien en líneas generales, la gente desarrolló propuestas que se enmarcaban dentro de los objetivos del espacio previamente consensuados por el grupo motor, lo cierto que sí que se evidenciaron ciertas dificultades a la hora de afrontar dicha modificación para insertar las actividades en un marco común. Desprenderse de la parte personalista para dar paso a una construcción colectiva, a partir de la suma y respeto a las singularidades (esa «multitud» de la que hablan Antonio Negri y Michael Hardt), será una de las grandes tareas a acometer durante el proceso #HarineraZGZ. También uno de sus grandes retornos para la comunidad.

El hacer hincapié en la necesidad de que las actividades estuvieran condicionadas por los objetivos consensuados y el Documento marco, también fue interpretado en algunas ocasiones como una predeterminación un tanto rígida. En este sentido, se quiso tratar de revertir la idea de que estas directrices se concibieran como «limitaciones», para pasar a entenderlas como materia creativa que permitiera enriquecer las propuestas.

Una vez finalizada esta dinámica, se dio paso a la comida popular en formato «picoteo», para la cual algunas personas también trajeron comida y bebida —aportaciones culinarias por las que mostramos nuestro más sincero agradecimiento— y tras ésta, se dio paso al bloque de actividades de la tarde.

Dinámica sobre intervención en el espacio y diseño de la imagen gráfica

Las dos dinámicas que se desarrollaron durante la tarde, tenían un formato más ligado al propio carácter que se le quiere imprimir a Harinera. Así, estaban dirigidas a fomentar la creatividad colaborativa a través de trabajo manual y gráfico («mancharse las manos»). 

En la primera de ellas, se repartieron fotografías de los espacios interiores del edificio (de cada una de las 4 plantas) y se solicitó que la gente dibujase, pintase, escribiese o pegase; las imágenes de referencia que se habían repartido sobre ellas. En este punto, cabe agradecer a Sergio Beltrán por las imágenes aportadas.

La segunda actividad, cuyo objetivo era aportar ideas para la imagen gráfica del proyecto harinera, seguía la estela de la anterior dinámica, con la realización de dos collages colectivos en los que las personas participantes reflejaron, de forma visual, propuestas en torno al edificio Harinera y el barrio de San José. Para ello, además de sus propias ideas, también se realizaron aportaciones y sugerencias desde la Asociación de Vecinos de San José, cuyos representantes aguantaron estoicamente durante toda la jornada.

Para concluir, se realizó una evaluación de la jornada y el proceso, mediante tres categorías de pósits, en los que la gente pudo escribir los aspectos que les habían gustado, aquellos que no y también realizar otro tipo de propuestas para el futuro (azul, amarillo y verde respectivamente).

Tras nueve horas de intenso trabajo, y tras unas breves palabras de Isabel Aína (Asociación de Vecinos de San José), se dio por concluida la Imaginacción.

A rasgos generales la valoración es muy positiva, tanto desde la perspectiva cuantitativa como desde la cualitativa. Si bien es cierto que la asistencia fue mermándose a lo largo de la jornada, ésta tuvo una gran acogida. Por otra parte, se aportaron numerosas propuestas para todo el edificio, con lo cual existe material creativo suficiente como para llenar de contenido las cuatro plantas de la fábrica.

En cuanto a los aspectos relacionales y más intangibles, la Imaginacción también sirvió para poner encima de la mesa algunos conflictos o suspicacias latentes desde la comunidad cultural que no habían aparecido, lo cual nos va a permitir trabajarlos de manera más directa. Por el contrario, también sirvió para reforzar lazos dentro del grupo motor y que este saliera reforzado, con ilusión de seguir trabajando en este proyecto pionero.

Por último, en lo que concierne a otros aspectos a revisar desde el punto de vista organizativo y metodológico, tomamos buena nota de los comentarios que se nos fueron haciendo durante el día: que las convocatorias y la información no estaban llegando todavía a todos los agentes culturales, tomar en consideración los trabajos previos, los recelos hacia un proceso como este en relación a experiencias previas, la duración e intensidad de las actividades o la necesidad de que, de momento, podamos ser más laxos con los objetivos y límites del proceso, para generar una mayor apertura y que más gente se pueda incorporar. Entre todos, este último punto tal vez sea el más delicado de trabajar. 

Como ya hemos comentado en más de una ocasión, los procesos de participación, además de metodologías y recursos, requieren de objetivos y límites para combatir las frustraciones y las falsas expectativas. Desde el inicio, en #HarineraZGZ se han explicitado y trabajado estas dos cuestiones: por un lado planteando el proceso sobre el Documento marco (el Borrador de usos) aprobado en Junta de Gobierno el año y que marcaba cuáles eran las líneas de trabajo a desarrollar para el edificio; y por otro, trabajando, enriqueciendo y consensuando junto al grupo motor los objetivos del espacio. Por lo tanto, habrá que replantear cómo este proceso puede generar, también, espacios de apertura y cierre, en una tensión constante entre las condiciones preestablecidas (límites y objetivos) y aquellas nuevas que se puedan plantear para generar nuevos «desbordes creativos» en el propio proceso.

Más información: https://www.paisajetransversal.org/search/label/HarineraZGZ

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