TAC! Festival de Arquitectura Urbana, puesto en marcha desde la Secretaría General de Agenda Urbana, Vivienda y Arquitectura del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA) en colaboración con la Fundación Arquia, celebrará este año su segunda edición.
En el centro de este encuentro, el festival reconoce al diseño como parte fundamental para propiciar este diálogo. Así, cada año se ha propuesto el objetivo de realizar una convocatoria para el diseño y construcción de un pabellón que debe servir como hito y espacio donde acoger las distintas actividades que se realizan durante su periodo de desarrollo.
El uso de pabellones para activar un espacio (público o privado) no es una idea nueva en este tipo de encuentros, y ahí pueden verse en iniciativas, algunas ya clásicas, como el pabellón para la Serpentine Gallery o en otros festivales urbanos sobre arquitectura y ciudad, como el celebrado Festival Concéntrico de Logroño o el Festival MEXTRÓPOLI de Ciudad de México, que, como en el caso del TAC!, hacen de este tipo de construcciones un lugar para el encuentro social, el juego, la activación y transformación del espacio público y, también, la reflexión sobre aspectos de las disciplinas del urbanismo y la arquitectura y sus retos sociales, económicos o culturales asociados.
Así, al insertar el debate en la calle o la plaza cívica, el espacio público pasa a ser un entorno más que propicio en el que exponer ideas sobre la arquitectura, el urbanismo o la ciudad, y al mismo tiempo, a fin de reducir cualquier tipo de brecha entre la disiciplina y el resto de la sociedad en su conjunto, poder encontrar y dar a conocer preocupaciones, ideas y soluciones sobre los espacios que habitamos, y que, particularmente en la edición de este año, busca poner de relieve la capacidad de la arquitectura para transformar el entorno urbano y mitigar los efectos del cambio climático.
Festival TAC! 2023
Además del pabellón como espacio central de debate y diálogo, otra de las principales intenciones del festival es no contar con una sede fija, de tal forma que se evite cualquier tipo de centralizaición o de monopolización del encuentro en un únicolugar. Es decir: la idea es que cada año la sede sea una ciudad española diferente.
Por otra parte, si la primera edición del Festival TAC! contó con una sede, Granada, este año decidió ir más allá y ofrecerá dos sedes, Valencia y Donostia-San Sebastián, y , por tanto, dos pabellones.
Al contar con dos sedes, esta edición de TAC! contará dos fechas: del 25 de septiembre al 16 de octubre en Valencia y del 10 de octubre al 13 de noviembre en Donostia-San Sebastián.
En el caso de Valencia, TAC! está vinculado a la iniciativa Missions València 2030 y a la ruta marcada en la ciudad por el proyecto València Capital Verde Europea 2024. En Donostia-San Sebastián, el evento forma parte y se alinea con la Bienal Internacional de Arquitectura de Euskadi MUGAK que acoge la ciudad vasca.
Ambas sedes buscarán una reflexión sobre el papel de la arquitectura y el urbanismo en los desafíos a los que se enfrenta el entorno urbano, particularmente en un contexto de emergencia climática como el que vivimos actualmente.
El concurso
Esta edición del concurso ha destacado por propuestas que hacen del uso de materiales sostenibles y reutilizables, la renaturalización urbana, el diálogo con el paisaje, la economía de medios o la reinterpretación de elementos tradicionales (y que habitualmente son empleados para mitigar los efectos del clima) algunos de los puntos comunes de la amplia diversidad de temas explorados por los participantes. En ese sentido, el jurado ha subrayado la gran creatividad aportada a la hora de dar respuestas al reto climático y a la crisis ecosocial.
El jurado también ha celebrado la buena acogida del concurso, así como la cantidad de propuestas presentadas, con un 30% más que en la anterior edición. De esta firma se consolida un programa que, con vocación anual, busca además hacer relevante la arquitectura joven en España, apostando por el talento y brindando la oportunidad a arquitectos y arquitectas menores de 45 años de construir una obra pública de referencia.
El jurado de esta edición ha estadocompuesto por Iñaqui Carnicero –secretario general de Agenda Urbana, Vivienda y Arquitectura e impulsor del Festival–, Nuria Matarredona –directora general de Agenda Urbana y Arquitectura–, Sol Candela –directora de la Fundación Arquia– y Javier Peña –director artístico de TAC!–, Benedetta Tagliabue y João Luís Carrilho da Graça. Además, también han formado parte del mismo otros representantes específicos de cada ciudad. En València, Marta Chillarón –directora de Las Naves–, Inés Esteve –arquitecta redactora del Plan Especial de Ciutat Vella– y el arquitecto Francisco Leiva. En Donostia, Pablo García Astrain –Director de Vivienda, Suelo y Arquitectura del Gobierno Vasco–, María Arana –comisaria de la Bienal Internacional de Arquitectura de Euskadi Mugak/– y Eduardo Jiménez –director de desarrollo del clúster Habic.
Los pabellones
En Valencia, Manuel Bouzas, con su propuesta Mediterráneo, será el encargado de activar la Plaza Músico López Chavarri, destacando, por parte del jurado, “su singularidad al introducir estrategias domésticas en el espacio público” al vincular «tradición y modernidad» a través de una reintepretación de la persiana mediterránea, creando un cambio de escala que da lugar a una solución «eficaz, sencilla y ligera para protegerse de las altas temperaturas”.
Mediterráneo también contempla la vida útil del pabellón, al plantear la recircularización de los materiales que lo componen tras el montaje, bien reincorporándolos al ciclo productivo, devolviéndolos a su lugar de origen o permitiendo su apropiación por parte de la comunidad.
Por otro lado, el proyecto de Julia Ruiz-Cabello Subiela y Santiago Del Águila, Lost Forest, será el pabellón de Donostia-San Sebastián. El jurado destacó tanto su singularidad, «al incorporar un tema relevante en la agenda ecosocial, como son los incendios forestales y sus consecuencias en la actual situación de crisis climática», a través de una solución que reutiliza madera de árboles afectada en incendios apilada sobre un sistema modular que acaba configurando una propuesta de carácter icónico, «en diálogo con la gran escala de la explanada de Sagüés, la ciudad, el mar y el monte” y que al mismo tiempo ofrece un espacio de cobujo y contemplación del paisaje urbano de la ciudad.
