Sobre Arquitectura Falocrática y feminismos

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Por Yolanda Romero y José María Romero

Imagen del Movimiento 15-M (Fuente: El Pais)

“Si hay una «lógica de la visualización», convendría mostrar su formación y empleo. La orgullosa verticalidad de las casas-torre, de los edificios públicos, y, sobre todo, de las construcciones estatales, incluye en lo visual una arrogancia fálica o más bien falocrática. El propósito de este despliegue es exhibirse, dejarse ver, pero con la intención de que cada espectador perciba ante todo la autoridad. Lo vertical y la altura representan siempre la expresión espacial de un poder capaz de emplear la violencia.”

Henri Lefebvre (1974, p.153)

 “La arquitectura no es únicamente cuestión de estilo, de estética, de cosmética de la identidad social. Es asimismo siempre manifestación espacial de la sociedad, política hecha con cal y piedra -aún cuando los arquitectos no tengan en mente más fines que los estéticos.”

Ulrich Beck (2004, p.64)

El Movimiento 15M (15 de mayo de 2011) supuso la ocupación por sorpresa de las plazas principales de las ciudades españolas por parte de una ciudadanía indignada: reclamaba “democracia real ya”. El Movimiento 8M (8 de marzo de 2018) desbordó en nuestro país las previsiones de la movilización feminista. Las calles de nuestras ciudades fueron invadidas por una multitud de manifestantes. Tanto uno como otro movimiento suponen llamadas de atención sobre lo que piensa la gente de verdad (más allá de las elecciones). Los dos movimientos nacen profundamente urbanos, enraizados en el cuidado del espacio común.

¿Cuáles han sido las respuestas de la arquitectura y el urbanismo a estos movimientos? ¿Son posibles una arquitectura y un urbanismo realmente más democráticos? ¿Son posibles una arquitectura y una ciudad menos machistas y más apropiadas a lo que reclaman los feminismos emergentes?

Dos problemáticas arraigadas en las disciplinas de la producción del espacio impiden comprender el origen y las consecuencias de sus labores. La primera y más general es de carácter epistemológico; es decir, acerca de cómo se accede al conocimiento. La segunda es de carácter ideológico. Las dos son barreras que reflejan el antagonismo entre la arquitectura falocrática y la posible de los feminismos (Lefebvre, 2013).

Imagen del Movimiento feminista 8-M en Madrid

Problemática epistemológica

La del ámbito epistemológico obliga a pensar la realidad a través de una mirada moderna de “dominio del mundo”. La modernidad surgió hace más de dos siglos con el fin primordial de la idea del progreso de la humanidad. La arquitectura del movimiento moderno, nacida en el primer tercio del siglo XX, mantuvo su espíritu. Para la nueva del progreso, el mundo existente siempre es un pesado lastre. El desarrollo y el crecimiento se constituyeron en los mejores métodos para alcanzar un mundo nuevo sin limitaciones; sin la pesada carga de la historia y sin los caprichos de la naturaleza. Gracias a la dimensión que alcanzó la nueva técnica decimonónica se pudieron sustraer amplios recursos de la naturaleza hasta entonces inalcanzables u ocultos, y se dominaron o redujeron los riesgos de sus amenazas. El poder actual de la técnica y de la ciencia se extienden con una potencia inmensa (Heidegger, 1994 [1951]; Ortega y Gasset, 2000 [1933]).

Ahora sabemos que los métodos y las herramientas de la modernidad –y que se siguen utilizando para conseguir el progreso de la humanidad-, han causado más injusticias, afecciones y problemas que solucionado los anteriormente existentes. Nos encontramos con un mundo y un planeta peor cuidado que el de hace más de dos siglos: cambio climático, crisis energética, mayor desigualdad entre pobres y ricos, y menor capacidad de autogobierno de la población sobre su espacio vital.

Henri Lefebvre aporta según su método trasductivo en La Producción del espacio [1974] un entendimiento del espacio multidisciplinar que sobrepasa lo habitualmente conocido en los medios de la arquitectura y el urbanismo. Para ello utiliza una serie de conceptos que contrapone para que se expliquen mejor entre sí. Aunque esta estrategia no supone que se excluyan, sí muestra la fuerza o debilidad con que dichos conceptos inciden en el espacio y el tiempo, a favor y en contra.

  • Logos vs Topos

En primer lugar aparece la contraposición del “Logos” y del “Topos”: “Antes, mucho antes del advenimiento del Logos, en el claroscuro de la vida primitiva, lo vivido tenía ya su racionalidad interna; la experiencia vivida estaba producida mucho antes que el espacio pensado […] Antes de la inteligencia analítica, que separa el intelecto, mucho antes que el conocimiento formal, hubo una inteligencia del cuerpo (Lefebre, 2013). De esta dualidad, y de la anticipación del Topos sobre el Logos, nace la importancia conformadora del “sinecismo” (del griego cohabitación) que se plantea como una cuestión ontológica (Romero y Mora, 2017; Soja, 2000), es decir, como una manera de ser y de formarnos en el mundo, donde prevalece el cuerpo.

  • Producción del espacio vs creación del espacio

Después distingue entre “producción del espacio” para especular –el espacio como si fuese un producto de una fábrica, es decir, como una manufactura que se convierte en mercancía-, de la “creación del espacio”, que es la que realiza en común la ciudadanía en su ciudad, asimilándose ésta a la creación de una “obra artística”, como bien común. En este sentido, contrapone el espacio urbano como “producción/producto” para la obtención en exclusiva de beneficio económico, de la ciudad como “creación/obra” de -y para- la vida.

  • Valor de cambio vs valor de uso

Inseparable de esta dualidad es la del “valor de cambio” frente al “valor de uso”. Cuando el espacio urbano es producido como una mercancía prima la especulación y, por tanto, el valor de cambio. Cuando la ciudad se crea en común es porque antecede el valor de uso cotidiano vivido por sus habitantes, es decir, las formas de vida a los estilos de vida (que se pueden intercambiar).

  • Dominación vs apropiación

Sin embargo, quizá la dicotomía menos comprendida sea la de la diferencia radical entre “dominación” y “apropiación”. Se la relaciona o confronta –según el caso-, directamente con la modernidad y el crecimiento (como vamos deduciendo en los movimientos de resistencias espaciales que estamos investigando en Málaga). También confronta la masculinidad y lo femenino en general. La dominación es el sometimiento violento del espacio existente, para transformarlo y obtener algo a cambio. La dominación es trascendente, viene desde afuera, desde arriba, es visual, y siempre desde un poder que se impone (por los hechos o por las ideas). El rascacielos es la tipología representativa. Por el contrario, la apropiación -para Lefebvre-, es inmanente y consiste en convertir en apropiado el tiempo y el espacio habitables; hacerlos propios en su cotidianeidad.

  • Imposición vs composición

Muy relacionada con ésta se encuentra la dicotomía entre “imposición” y “composición”. Si la “virilidad” de los griegos era reconocer el valor propio en la confrontación con el alto valor que se concedía al otro -inventan los Juegos Olímpicos-, la muestra ideal de “masculinidad” posterior es la de la lucha con el otro para destruirlo, sin adjudicarle el menor valor, despreciándolo: o en todo caso por el valor del triunfo sin contemplaciones. Pero frente a esta imposición por el hecho de imponer, el espacio habitable será acomodado y compuesto sin violencia, en común, con tiempos y cuidados, hecho a imagen y semejanza del lugar y de los seres que lo habitan.

Imagen rascacielos del proyecto Madrid norte (Fuente: El Pais)

Problemática ideológica

La otra problemática, la ideológica, se acrecentó hace más de 40 años cuando el mundo de la arquitectura y de la construcción se enfocó a un único fin: el beneficio económico, el dinero. El Museo Guggenheim de Bilbao fue su primer triunfo. También el resto del mundo se ha contaminado del de la economía, que hace de las ideas del progreso, de la modernidad, del crecimiento y de la competencia su bandera. Antes, la justificación eran los derechos humanos. Ahora es el derecho al beneficio.

  • Individualismo, propiedad privada y mercado: competencia

Mario Vargas Llosa, en “La llamada de la tribu” (2017), expone su argumentario político mediante las teorías de un conjunto de intelectuales. Estos intelectuales defienden el liberalismo como ideal primordial. Es de agradecer, en este caso, que desde una forma de pensar y de actuar concreta se expongan las herramientas intelectuales que defienden una forma de ser: una posición ontológica. En este caso, además, las teorías de Friedrich von Hayek, Isaiah Berlin, José Ortega y Gasset y otros, son descritas de manera ordenada, clara y amena. Precisamente por ello, los conceptos seleccionados entre los intelectuales elegidos se comprenden bien. Éstos son el individualismo, la propiedad privada y el mercado, y que, según Vargas Llosa, producen competencia en la sociedad, su progreso y su crecimiento (modernidad). Lo público –es decir, el Estado-, debe reducirse lo más posible, pero todo ello siempre, curiosamente, dentro de la más estricta legalidad (los fallos del sistema los provoca gente inmoral). Alejarse de estas ideas, y del liberalismo económico, es atender a la llamada de la tribu, que es lo mismo que acatar la dictadura del fascismo o la del comunismo.

  • Simbiosis, cooperación mutualista y bienes comunes

Sin embargo, hay un planteamiento muy diferente del que hace Vargas Llosa. Está bien fundamentado en las investigaciones de dos importantísimas mujeres: la bióloga Lynn Margulis (1938-2011), y la economista Elinor Ostrom (1933-2012), primera mujer premio Nobel de Economía (concedido en 2009). Se fundamenta en las ideas de simbiosis, cooperación mutualista y en los bienes comunes. Paco Puche, en su reciente libro “La simbiosis: una tendencia universal en el mundo de la vida” (2017), destaca la cosmovisión de Margulis, que contradice una visión siniestra de la vida como lucha y competición contra el mundo -y contra todo el mundo-, destacando en sus propias palabras que “La vida no conquistó el planeta mediante combates, sino gracias a la cooperación. Las formas de vida se multiplicaron y se hicieron más complejas asociándose a otras, no matándolas”. Por su parte, Ostrom ha estudiado la gestión de los bienes comunes y ha comprobado que nunca, cuando fue común, un bien de este tipo se deterioró. Lo que refuerza la idea de que no es la competencia ni el individualismo los que animan la vida, sino más bien la cooperación, y una clara “llamada de la vida en común”.

Imagen del movimiento feminista el 8 de marzo en Sevilla

Resumiendo

Las problemáticas epistemológica e ideológica ocultan demasiado a menudo dos idearios de mundo diferentes. Conllevan cosmovisiones del espacio -arquitectónico, urbano y territorial-, distintas y muchas veces contradictorias, e implican resultados antagónicos en la arquitectura y en las formas de vida practicadas en la ciudad. Por ello, ocasionan injusticias espaciales y de otro tipo (sociales, salud, educación, cultura…), que son sufridas por la ciudadanía –especialmente la más vulnerable-, o, por contra, pueden fomentar la potencia de la ciudad como obra común, y siempre reducir injusticias.

Las barreras que impiden ver de otra manera son físicas, pero también mentales. De un lado, individualismo, propiedad privada y mercado; competencia y desarrollo con crecimiento (¡modernidad!). Del otro, simbiosis, cooperación mutualista, bienes comunes, desarrollo sin crecimiento… De una parte, dominar para imponer. Imponer para transformar. Transformar para al final impedir que la gente aprecie las singularidades de sus vidas y espacios habitables y los haga apropiados a sí misma, en lugar de entenderlas, componerlas y cuidarlas.

El espacio de los feminismos existe, está compuesto y será creado en común, conservado con cuidados, reconocido y acogido, hecho a imagen y semejanza de los cuerpos y de los lugares de quienes lo habitan, sean estos humanos o no humanos. Mas, cada vez que olvidamos y después perdemos el espacio habitado -además de ser una pérdida de energía vital inútil y absurda-, nos convertimos en peores seres vivos y ciudadanía de este mundo.

Imagen de la huelga 8M en Bilbao (Fuente: El Correo)

Yolanda Romero es Doctora en Turismo, profesora del Departamento de Organización de Empresas en la Facultad de Comercio y Turismo de la Universidad Complutense de Madrid y secretaria del Patronato de la Fundación Rizoma de Málaga. Actualmente forma parte del proyecto I+D “SATURACION TURÍSTICA EN DESTINOS COSTEROS ESPAÑOLES. ESTRATEGIAS DE DECRECIMIENTO TURISTICO. UNA APROXIMACION DESDE LA DIMENSION SOCIAL” (RTI2018-094844-B-C33) del Ministerio de Economía y Competitividad, sobre exceso de construcción y turismo, y posibilidades de decrecimiento.

José María Romero, es Doctor Arquitecto, profesor de Proyectos en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Granada y vicepresidente del Patronato de la Fundación Rizoma de Málaga. Actualmente forma parte del proyecto I+D “SATURACION TURÍSTICA EN DESTINOS COSTEROS ESPAÑOLES. ESTRATEGIAS DE DECRECIMIENTO TURISTICO. UNA APROXIMACION DESDE LA DIMENSION SOCIAL” (RTI2018-094844-B-C33) del Ministerio de Economía y Competitividad, sobre exceso de construcción y turismo, y posibilidades de decrecimiento.



Artículo asociado a la investigación multidisciplinar del proyecto I+D-i de la Universidad de Málaga titulado O&D (Overtourism & Degrowth) “Saturación turística en destinos costeros españoles. Estrategias de decrecimiento turístico. Una aproximación desde la dimensión social” (RTI2018-094844-B-C33) del Ministerio de Economía y Competitividad

Bibliografía:

BECK, Ulrich (2004). La ciudad del riesgo. Archipiélago. Barcelona.
HEIDEGGER, Martin (1994) [1951]. Construir, habitar, pensar.  En Autor, Conferencias y artículos (pp. 127-142). Barcelona: Ediciones del Serbal
LEFEBVRE. Henri (2013) [1974]. La producción del espacio. Madrid: Capitán Swing
ORTEGA Y GASSET, José (2000) [1933]. Meditación de la técnica y otros ensayos sobre ciencia y filosofía. Madrid: Alianza
PUCHE, Paco (2018). La simbiosis: una tendencia universal en el mundo de la vida. Ediciones del Genal. Málaga
ROMERO, José María, y MORA, Rubén (2017). Sinecismo e inteligencia espacial y territorial. URBS. Revista de Estudios Urbanos y Ciencias Sociales, 7(2), 93-96. http://www2.ual.es/urbs/index. php/urbs/article/view/romero_mora
SOJA, Edward W. (2008). Postmetrópolis. Estudios críticos sobre ciudades y regiones. Madrid: Traficantes de Sueños
VARGAS LLOSA, Mario (2017), La llamada de la tribu. Barcelona: Anagrama

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