Continuando el artículo: Desarrollo urbano de un ensanche. El caso de Albacete (I)
Desarrollo urbano del Ensanche de Albacete en el siglo XX
Es tras este momento cuando la ciudad se divide: “La posguerra es para la ciudad el momento de la definitiva segregación socioespacial. El eje al parque de Canalejas (ahora de los Mártires) y calle Ancha se convierte en una zona prestigiosa donde reside la población de rentas más altas, mientras el camino de la Feria y zonas aledañas será el asentamiento de la población popular en relación con los usos industriales.” (Magán, 1997).
«La posguerra es para la ciudad el momento
de la definitiva segregación socioespacial.«
Siguiendo el ideal falangista y bajo la preocupación por las condiciones de vida y el chabolismo en el periodo de posguerra se desarrolla el Barrio Hogar de Educación y Descanso o Barrio Hogar Nacional-Sindicalista (1944-1955), las denominadas Casas Baratas, de Fátima y Santa Teresa, que “pronto se convertirán en punta de lanza de la urbanización/edificación del sector Oeste de la ciudad, generando una fuerte tensión edificatoria en los terrenos intermedios vacantes.”
Estos terrenos intermedios son los ocupados por el actual Ensanche, que irán desarrollándose de forma desordenada al compás del mercado inmobiliario. El plan urbanístico de 1952, obra de Bidagor fija las alineaciones para toda la ciudad y marca para todas las parcelas entre 3 y 6 alturas. Pero este bienintencionado plan no es aplicado de la forma esperada, y su indisciplinada traslación creará muchos de los desórdenes urbanísticos que llegan hasta hoy.
Se transcribe de forma textual las palabras de Jose María Magán por la claridad con la que explica el fenómeno urbano que acontece entre 1950 y 1970: “Al quedar fijadas las alineaciones en todo el suelo urbano (plan 1952), el Ayuntamiento comenzó a conceder licencias de obras en cualquier punto de la ciudad, sin exigir, ni realizar, la previa urbanización. Al principio las edificaciones sólo tenían una o dos plantas (lo cual tampoco cumplía las alturas mínimas fijadas por el Plan) pues la especulación todavía no había hecho aparición, y la construcción era en gran medida realizada por los mismos propietarios.
«… el Ayuntamiento comenzó a conceder licencias
de obras en cualquier punto de la ciudad,
sin exigir, ni realizar, la previa urbanización«
Esta forma de crecimiento de la ciudad llevó a una gran dispersión de la edificación y a la falta de servicios urbanísticos en las zonas nuevas; ante esta situación, hacia 1960, el Ayuntamiento decidió congelar la edificación en las zonas exteriores a la carretera de circunvalación (…) y forzar las alturas de edificación hacia las máximas fijadas por el Plan General.
El resultado de esta gestión fue el poder dotar a la ciudad, en grandes zonas, de las adecuadas infraestructuras urbanísticas; pero esta política derivó hacia la consideración de que si se superaban las alturas fijadas por el Plan, los resultados serían aún mejores, con lo cual empezaron a justificarse una serie de actuaciones fuera de las Ordenanzas y cada vez más disparatadas llegando a una absoluta falta de respeto al planeamiento vigente.
«Con el boom de la construcción que se produjo en Albacete
entre 1966 y 1969, la situación llegó a ser delirante«
Con el boom de la construcción que se produjo en Albacete entre 1966 y 1969, la situación llegó a ser delirante, y las alturas de edificación que se concedieron en esta época en el suelo urbano no tenían ningún tipo de justificación; se fijaban de una manera absolutamente arbitraria según lo que solicitara el promotor de turno. (…)
El resultado de todo esto fue que hacia 1970 toda el área central de la ciudad se encontraba absolutamente congestionada, plagada de edificaciones que superaban dos o tres veces el volumen previsto y con un paisaje urbano verdaderamente maltrecho. Paralelamente, el suelo urbano previsto en el Plan General había sido ya prácticamente ocupado, e incluso también algunas zonas de reserva. Llegado este punto se decidió llevar a cabo una Revisión del Plan General como única manera de llevar las aguas a su cauce.” (Magán, 1997).
En los posteriores planes urbanísticos se trata de combatir estas problemáticas sin demasiado éxito. En el Plan de 1977 obra de Francisco Rodríguez Acosta, con la finalidad de hacer frente a un viario de tamaño insuficiente para la densidad producida, se fija como objetivo mantener las edificabilidades del plan anterior y ordenar el tráfico mediante el establecimiento de calles peatonales y de dirección única, así como la obligatoriedad de aparcamientos privados en las nuevas edificaciones.
Los siguientes planes de 1985 y 1999 fijan su esfuerzo en el suelo urbano no consolidado y en el suelo urbanizable, dando menor protagonismo a la ciudad existente. En estos años 80 y 90 es reseñable el desarrollo público de equipamientos y servicios en los pocos espacios disponibles, y la incesante sustitución por parte de promotores privados de edificación antigua y de baja altura por edificios de viviendas que completan la edificabilidad.
Esta dinámica se sucede hasta nuestros días, gracias a la gran edificabilidad aún restante en cientos de parcelas y a la inexistencia de edificios protegidos, como si el proceso de colmatación del congestionado barrio del Ensanche no tuviera fin.
También en los últimos años se han producido algunas actuaciones urbanas menores, como el derribo y sustitución de la Central Contable o la creación del nodo de equipamientos y espacios públicos en torno a la calle Lepanto.
Desde Paisaje Transversal hemos realizado la Estrategia y Plan Especial de Reforma Interior para la regeneración urbana del Ensanche de Albacete. Puedes consultarla aquí.
Estrategia y Plan Especial de Reforma Interior para la regeneración urbana del Ensanche de Albacete: https://regeneraensanche.com/
Resumen del proyecto: https://paisajetransversal.com/portfolio/regenera-ensanche-albacete/
Bibliografía utilizada en este artículo:
Gutiérrez Mozo, Elia (2003). Urbanismo social: por una ciudad más justa y amable.